Bitácora 694.-
Adriano Herrera Álvarez
DOS DE DOS
Después de ayudar a que el Plan de México ideado por Bernardo Reyes llegara a buen fin. Simón Barrón se ve involucrado en uno de los magnicidios más importantes del país durante el siglo XX, el asesinato del general Álvaro Obregón. Muy pronto se descubre que León Toral es un chivo expiatorio y que la muerte ha sido planeada en Wall Street junto con una serie de oscuros industriales y banqueros que se disputan en una guerra por su petróleo.
Con la ayuda de una agente rusa y un enano, pero también con los consejos de José Vasconcelos, quien regresa de los Estados Unidos para pelear por la presidencia, muy pronto Simón Barrón se dará cuenta de que pelea con oscuros poderes que desean engendrar un partido político para dominar el país desde el exterior, dirigido por políticos comprados y corruptos que les den libre acceso a la economía mexicana. El 17 de julio de 1928, Obregón fue al restaurante de La Bombilla, en el barrio de San Ángel de la Ciudad de México, eran las 14:20 horas cuando lo asesinaron.
El asesinato de Obregón marcó un punto de inflexión importante en la política mexicana en el siglo pasado, se desempeñó como presidente de México desde el 1 de diciembre de 1920, hasta el 30 de noviembre de 1924. En su periodo como mandatario Plutarco Elías Calles presidente de México, estaba en medio del enorme Salón de Embajadores de Palacio Nacional, en el centro mismo de México. Estaba acompañado sólo con cinco personas, un hombre gordo y mafioso con anillos de oro llamado Luis N. Morones (secretario de Industria y Comercio y creador de la nueva red de sindicatos CROM), el corpulento gatillero Gonzalo N. Santos, conocido como el Nenote de la Muerte, que tenía la cabeza esférica y enormes ojos de nene sonriente, además de una pistola con funda bordada en oro el cinto (era diputado por San Luis Potosí); del gobernador del Estado de México, Carlos Riva Palacio -un monumental rinoceronte de bigotes retorcidos-, el director general de la policía, que era un un criminal torturador Roberto Cruz, y el secretario de Guerra, llamado Joaquín Amaro, un diminuto hombre moreno de anteojos redondos que vestía un traje militar lleno de bolsillos. Entró un asesor con un informe de inteligencia era el alto, fornido presidente de mirada turbia, que estaba mordisqueando un palillo:
“-Señor presidente: el general Obregón tiene sospechas de usted. Ha estado insistiendo para entrevistarse con el embajador Morrow. Nuestro agente en la embajada, dice que la insistencia de Obregón por hablar con Morrow, hoy mismo rayó en obsesión, ansiedad y psicosis”.
“Calles les sonrió a sus amigos sin dejar de morder su palillo. Se metió las manos a las bolsas del pantalón y dio unos lentos y calculados pasos, mirando hacia abajo.”
“¿Qué dice la embajada?”
“ Le dieron cita para hoy a las cinco de la tarde”.
“-Se nos quiere adelantar -y miró Calles sonriente a sus acompañantes- Pero les tengo un secretito que aprendí en el desierto de Sonora. Esta vida es un concurso para ver quien es el más pendejo, o para ver quién es el más chingón. El embajador Morrow me acaba de decir una frase que me gustó bastante: “El poder es de quien lo ejerce”.
Semillas de la catástrofe:
“Mientras estos países [los de América Latina] sigan siendo católicos, no podremos dominarlos”. Theodore Roosevelt, presidente de los Estados Unidos, declaró durante la Expedición Científica Roosevelt-Rondon a Sudamérica. 19 de mayo de 1914 (base de la Directiva Roosevelt).
“La obra de descristianización que empezó con la Reforma de Juárez, y que hábilmente continuó el porfirismo, logró suprimir casi en su totalidad cualquier manifestación de vida religiosa. En medio del aterrador derrumbe apareció una fuerza inesperada: la juventud católica, como si surgiera de lo más profundo del alma nacional”. René Capistrán Garza, presidente de la Asociación Católica de Jóvenes Mexicanos, 1925
“Un país dividido no puede hacer frente a los intereses del exterior.” José Vasconcelos, candidato a la presidencia de México, Nogales, 1929
“Propósito: invasión silenciosa e indetectable a México para el control futuro de sus reservas de petróleo, marzo de 1928. Plan de intervencionismo en México. Intervención armada de México por los propios mexicanos”.
Plan Dickson: Proyecto secreto preparado por el mayor general Hugo Dickson para la División de Inteligencia Militar del ejército de los Estados Unidos
“Sí, declaro que un pinche muerto más o menos no me va a quitar el sueño […] ni aquí en la tierra ni en el cielo […] o tal vez en el infierno, pero como soy de tierra tan caliente que no me va a afectar la temperatura”. Gonzalo N. Santos, diputado por San Luis Potosí, sobre el asesinato del joven vasconcelista Germán del Campo, el 20 de septiembre de 1929
“¡México! ¡Tu corazón, tus tierras y tu sangre engendraron a mi madre!¡Y mi madre creyó siempre en tu promesa! ¡México! ¡Estoy aquí para cumplir esa promesa!¡México: te prometo aquí esta noche que llevaremos tu nombre hasta la cumbre donde están las potencias que reinan sobre el mundo!¡Y una vez aferraremos las riendas y conduciremos a los tiranos a deponer sus armas y ceder a todas las naciones el control mancomunado de la Tierra, en la nueva era, la era de la paz!¡Solados!¡Llevemos a México a la gloria y a la grandeza! Esa promesa, esa pequeña llama de esperanza que nunca se apaga ha estado esperando oculta y en silencio, desde el principio de los tiempos, en el interior oscuro de las ruinas secretas de nuestro México, la llegada final de este momento.¡Mexicanos, estamos aquí vivos!¡Nos tocó vivir en este instante del tiempo! ¡México levántate! ¡México, este es el momento de despertar! ¡Este es el momento de unificarnos con todos y cambiar todas las cosas!
José Vasconcelos