Bitácora 686.-
Escribe:-Adriano Herrera Álvarez
El hijo de la novia es una película argentina del año 2001, dirigida por Juan José Campanella y escrita por Campanella y Fernando Castets. Fue nominada a Mejor Película Extranjera y ganó el Cóndor de Plata a Mejor Película. Se estrenó el 16 de agosto en cines argentinos, siendo vista por 1.694.000 espectadores, con una recaudación total de $8.5 millones de dólares. La película fue un éxito de crítica y taquilla.
Rafael Belvedere (Ricardo Darín) es un cuarentón que ha heredado un restaurante por parte de su padre (Héctor Alterio), sin embargo el estrés por las nuevas exigencias del restaurante lo traen agobiado. Además su vida sentimental no ha sido manejada de manera funcional, divorciado y con ciertos problemas con su novia; por la parte familiar, su madre –interpretada por Norma Aleandro- vive en un asilo para ancianos, padeciendo Alzheimer.
La vida y el cine son metáforas, analogías, apariencia, lo que se observa es solamente el síntoma de facetas emocionales más profundas, la verdad está tras el telón. En el planteamiento del discurso cinematográfico de Campanella, aparecen virtudes, fracasos, decepciones que giran en torno a un personaje –Rafael- y su microcosmos, sobre todo en lo laboral, tiene como vestimenta un hastío rampante, pero a la vez un gran sentimiento positivo hacia lo esencial: la familia.
En El hijo de la novia, gravitan todas los fracasos y los éxitos del hombre moderno, no se pueden apartar, sin embargo la redención, el perdón y el amor, que son manejados con un fino sentido del humor, gestando con este trabajo cinematográfico la afirmación y validación del cine argentino: El Patrón, El Clan, Relatos Salvajes, El abrazo partido y otras más que lo conforman, hacen del cine argentino, no solamente un vehículo de entretenimiento, sino films de una profunda e inexorable reflexión.
Este trabajo, como las buenas películas tiene la virtud de que nos reflejemos en ellas, no me exceptúo de haberme visto en esta película en algunos de los eventos personales de mi vida; en esa silente y extraordinaria actuación de Norma Aleandro y Héctor Alterio que nos pueden arrancar sentimientos profundos, posiblemente hasta las lágrimas como a mi me sucedió. Expone sin cortapisas lo abyecto de los manejos administrativos del clero; el reinventarse hasta en la misma senectud y por supuesto en los derroteros que vivimos en las diferentes etapas de nuestra vida.
El hijo de la novia, es un evento audiovisual celebrable, es un mensaje de esperanza, de amor incondicional:
“Te amaré hasta que la muerte nos separe y también después…reza una de las muchas frases medulares de la obra.
Bueno, de Ricardo Darín solamente puedo decir que es uno de los actores totales en la actualidad. El casting, insuperable, la dinámica, el ritmo, las actuaciones: excepcionales.
Por favor disfrútenla, en verdad, vale la pena…