Bitácora 683.-
Escribe:-Adriano Herrera Álvarez
*Inundación de la tierra o una parte de ella, precedida de copiosas lluvias.
Hay ocasiones que cuando se menciona la palabra Diluvio, inmediatamente pensamos en el Diluvio Universal, con que Dios castigó al mundo en los tiempos de Noé, ahora no es necesariamente así, por lo tanto dejo aclarado este punto, para no confundir una cosa con la otra.
Estamos aquí en San Juan de Río y en sus alrededores, una serie de lluvias han azotado algunas colonias, entre ellas, La Rueda, en donde sí, se observa la elevación de las aguas hasta de un metro, entonces hay en este momento evacuación de los habitantes, la situación está peor en Tequisquiapan, aclaro, esto lo escribo hoy lunes 20 de septiembre, a ustedes les llegará esta columna el día jueves 23 del presente.
El pánico no se ha hecho esperar, yo vivo en un fraccionamiento que esta a cincuenta metros de la barda perimetral que separa las construcciones del río San Juan, y hoy he hecho un recorrido en todo el circuito y hay una leve humedad en la base de la barda, de esta limitación hasta el río son aproximadamente 40 metros y he recibido mensajes alarmantes de que la barda va a ceder al paso del agua, que las alcantarillas van a vomitar millones de litros de agua y vendrá la hecatombe, no hay nada peor que el pánico colectivo, algunas personas han dejado sus autos a una distancia considerable, que según ellos no los afectará, otros, han contratado mudanzas para que todas las cosas de la planta baja se las lleven a una bodega, muchos se han ido a la CDMX o a Querétaro capital, a esperar a ver qué sucede, otros que no hacen ni una ni otra cosa, se encomendarán a la Providencia, que desde luego es bastante válido, ya que se quitan un peso de encima, dejan su vida y sus avatares a la venia del Señor.
Históricamente las lluvias han hecho verdaderos estragos en México, como por ejemplo en Irapuato, Guanajuato, el 18 de agosto de 1973 que según el reporte oficial de la entonces SEDENA, elaborado por el general Félix Galván, es que hubo 62 muertos de los cuales cinco fueron bebés, hay quienes dicen que hubo más; esto cambió la forma de vida de los irapuatenses, sembró el temor colectivo ante este evento, perdieron cosas materiales, pero sobre todo a sus seres queridos, 48 años han pasado de esta inundación.
El reporte dice así:
“Era mayo de 1973 y el calor era insoportable, las lluvias que caían de forma puntual el 15 de mayo, día de San Isidro Labrador y donde los campesinos esperaban su llegada, no se hicieron presentes. Los incipientes pronósticos indicaban que las lluvias llegarían retrasadas, pero con intensidad. Casi al terminar la Primavera, por ahí del 21 de junio, el clima sufrió un cambio radical: de no llover, repemtinamente llegaron los chubascos que azotaron la región, los últimos diez días de junio y todo julio la lluvia no cesó en Irapuato y en Guanajuato, para entonces, municipios como Moroleón, Uriangato, habían sido devastados por la lluvia. Agosto llegó y las precipitaciones no cesaban. En solo diez días, había llovido lo que no en cinco años. Municipios como la Romita se veían afectados por la presencia de la lluvia, el desbordamiento de presas, arroyos y riachuelos, era la antesala de lo que se aproximaba. El 15 de agosto de 1973 la 16/a. Zona Militar, advertía en una entrevista publicada en un diario de Irapuato, que si continuaba lloviendo, Irapuato peligraba y podría inundarse completamente. Sus sospechas no fueron en vano, pues desde el 10 de agosto se había reventado la presa de Santa Ana del Conde en Guanajuato, de inmediato las autoridades comenzaron a verter el líquido hacia la presa La Sandía, la cual era pequeña y tenía poca capacidad, por lo que terminó por desbordarse. Entonces, el agua tuvo que ser canalizada hacia la presa de La Sardina y lo previsble llegó: el 14 de agosto, tampoco la presa de La Sardina resistió la capacidad de millones de litros de agua y terminó por desbordarse también y comenzó el peregrinar del agua ruta el río Guanajuato, el cual aumentó su nivel de formas alarmante. Para entonces el rumor era fuerte: Irapuato se iba a inundar. La expectación aumentó y en lugar de que las personas tomaran previsiones, decenas de curiosos iban a lo que entonces era la orilla de la ciudad, por la zona donde hoy está el Puente Siglo XXI, a ver si ya había llegado el agua, esta de la que tanto se había hablado. Y así llegó el 18 de agosto. Desde los primeros minutos de ese sábado, más de una centena de elementos del Ejército Mexicano, ponían más de 22 mil costales en los límites del la presa de Alto Arandas, conocida popularmente como la presa de El Conejo, y tratar de aumentar su altura y con ello su capacidad para contener el agua acumulada de la lluvia y de las otras presas reventadas. La probabilidad de que Irapuato se inundara era alta, pero aun se podía evitar. No hubo otra que abrir la presa. La idea era ir sacando poco a poco el agua, pero la Naturaleza se les adelantó y les invalidó en sus labores: la cantidad de agua que seguía llegando a la presa de El Conejo fue tal, al grado que el bordo que había, terminó por reventar, pero otra versión indica que fue reventada a propósito. La inundación de una ciudad, a costa de salvar unos terrenos. Este año se cumplen 48 años de esa inundación que aun sigue en el imaginario colectivo de Irapuato, que cambió su cara para siempre.”
Esto no lo transcribo como un consuelo, sino como un testimonio de lo que verdaderamente fue un diluvio, hay una foto en donde el agua llega hasta una de las cúpulas de la iglesia y otras que se cubrieron de agua todas las viviendas, varios muertos y pérdidas económicas considerables.
Aquí en San Juan de Río en este momento estamos en la gloria, las presas están controladas y las posiblidades de lluvia, hoy son de un 60 por ciento y moderada, a partir del miércoles 23 de septiembre las lluvias cesarán, dando paso al primer frente frío del año.
Lo que tenga que pasar pasará, pero a estas alturas y como ha llovido, estamos en un margen aceptable, esto pasará como todas las cosas, pero seguro estoy que cuando lea usted esta columna, nuestra situación estará en paz, en armonía con la Naturaleza, como debe ser, aun en los tiempos en donde aparentemente no pasa nada…
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