Ese Oscuro Objeto del Deseo
Adriano Herrera Álvarez
“Amor y deseo son dos cosas diferentes, que no todo lo que se ama se desea, ni todo lo que se desea se ama.” Miguel de Cervantes Saavedra
Tomé para el título de esta columna el nombre de la película “Ese oscuro objeto del deseo” (Francia-España, 1977), del director español Luis Buñuel (1900 España-1983 Ciudad de México), con las soberbias actuaciones de Fernando Rey (1917-1994, España), Ángela Molina y Carol Bouquet.
Fernando Rey trabajó en varias películas de Buñuel: “El discreto encanto de la burguesía”, “Viridiana”
junto con Silvia Pinal, “Tristana” y “Ese oscuro objeto del deseo».
Ferrnando Rey, fue el actor insignia del director español Luis Buñuel, al igual que Catherine Deneuve.
La definición de Deseo, según Wikipedia: “El deseo se define como una inclinación o anhelo hacia algo que se percibe como necesario o placentero. Es un movimiento afectivo que implica la expectativa de obtener algo que no se tiene, pero se quiere. Además el deseo puede manifestarse como un impulso psicológico que motiva a actuar en busca de un objetivo, ya sea material o intangible.”
Los seres humanos estamos llenos de deseos, después viene la intención, que es la acción determinada para obtener algo o a alguien, o sea que el deseo es pasivo y la intención activa, la intención va por lo que anhela o desea, en este punto existe el deseo de la amistad, de comer, de bailar, de sexear, de viajar y miles de deseos más, la situación es tener la inteligencia para llegar a lo que queremos, siempre bajo el cobijo de la ética, de la moral, del bien intencionado deseo. Desgraciadamente hay personas que los enferma el deseo, y suceden las cosas cotidianas que nos enteramos, entre ellas las violaciones, desapariciones de adolescentes, raptos y un sinfín de aberraciones, pero la verdad estas cosas son las menos a pesar de que México pasa por una desafortunada incidencia de delitos, conferidos inicialmente por el deseo, el deseo entra por la vista y una parte de la sociedad se encarga de llevar a cabo actos abominables, criminales, ominosos. Muchas veces se confunde el deseo sexual con el amor, que son dos cosas diferentes, se puede tener el deseo sexual con amor, se puede tener deseo sexual sin amor, entre ellos hay una diferencia abismal, el realizar el acto sexual, anterior al deseo, con todo nuestro amor, nuestro cuerpo, el espíritu se vigoriza, y los cuerpos actúan al prodigio del amor. Según el Bhagavad Gita, cuando hacemos el amor, las almas se juntan en un solo baile, en la conjunción de dos seres que necesitan amarse, disfrutarse, divertirse.
Cuando hablamos con alguna persona sobre el deseo de alguna cosa o situación, algunas veces pensamos inmediatamente en la sexualidad, aclaro que no son sinónimos evidentes, los deseos varían según las necesidades del hombre, deseo de caminar, de tomar un café, esto no es algo sexual, es cotidianidad, es para todos y cada quien hace lo que su gana le dé con los deseos que requiera, así es y así será.
La Concupiscencia también según el diccionario dice: “La idea de concupiscencia aparece con frecuencia en el terreno de la religión. Para los cristianos, la concupiscencia está dada por aquellos deseos que no resultan gratos a Dios. El ser humano, a partir del pecado original, tendría una propensión a actuar de manera alejada del mandato divino: por eso para acercarse a Dios, es necesario controlar la concupiscencia”. Falso de toda falsedad, y que me perdonen los de la vela perpetua, los píos, lo moralistas religiosos, los curas, las monjas, pastores y los hipócritas…¿cuáles son aquellos deseos que desagradan a Dios?…tampoco creo en el pecado original, que se creó para sembrar miedo, para tener atados a los mochos desde tiempos ancestrales, para controlar, eso sí es infamante… así podría mencionar otras cosas, pero lo dejaremos para otros textos, hoy nos ocupa el deseo.
Por el deseo sexual, se han perdido reinos, como el rey Enrique VIII, que fue infeliz con las seis esposas que tuvo, de la única que verdaderamente se enamoró fue de Ana Bolena, que traicionó al rey con su hermano, personajes de la corte y que juzgada por el Santo Oficio, fue decapitada.
Esa tendencia a empecinarnos en la saciedad, no solamente sexual, sino de toda índole, trae consigo la frustración, el dolor e insatisfacción de no haber obtenido lo que se desea, sentirte derrotado, sin siquiera luchar hasta el final, entonces es cuando viene el delito y la pérdida de la libertad si los límites son rebasados. El peor precio que se paga es la propia conciencia, si es que se tiene, si no, seguiremos viendo cómo sufre el mundo por las desgracias a causa de nosotros.
El precio que paga el hombre aberrado es el dolor, el hombre íntegro se paga con placer…de vivir, de escribir, de pintar, de muchas cosas que son obvias y que corresponden al buen vivir.
Hay en la trama de la película “Ese oscuro objeto del deseo” de Buñuel, una urgencia, un deseo apremiante de un diplomático sesentón de poseer a una mujer joven y bella, ella, para evitar los ataques sexuales del personaje, usa un cinturón de castidad que él nunca pudo quitar, hasta que los dos mueren en un ataque terrorista, precisamente el día en que ella accede a tener sexo con él, qué situación tan ambigua y paradójica.
Cierto, estamos llenos de deseos de muchas clases, lo inteligente que hay que hacer es simple, llevarlos a cabo sin daños propios o colaterales…
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