El Juego de los Abalorios*
Adriano Herrera Álvarez
“Si para divertirte necesitas el permiso de los demás, entonces eres verdaderamente un pobre diablo.”
Hermann Hesse
Al igual que sucedió con las obras literarias de Lobsang Rampa en los setenta, la obra de Hermann Hesse fue ampliamente difundida y leída por miles de jóvenes que, un tanto rebeldes, estábamos en contra del establecimiento, abanderados por la paz y el amor, influenciados por los Estados Unidos, donde en San Francisco surge el hippismo (1960-1970), el amor libre y el uso de sustancias para -según nosotros- alcanzar un nivel espiritual óptimo, “alivianarnos”, estábamos en desacuerdo con la Guerra de Vietnam, tratando de ser mejores seres humanos y la literatura nos condujo por lo menos aquí en México -no a todos los jóvenes, los “fresas” no pertenecían a la banda-, específicamente en la CDMX…el concierto de Avándaro, nuestro Woodstock, tres días de Rock, drogas, alcohol y sexo en las montañas de Estado de México, una época en que los padres de nosotros los jóvenes, alarmados por tanta libertad, nos instaban a cambiar nuestra forma de vida, pero al menos en mi caso, no hubo poder alguno de que les hiciese eco y muy a pesar de todo, terminé, bien terminada, mi carrera universitaria.
No recuerdo precisamente quién me regaló el libro “El Juego de los Abalorios” (1943) (se vendieron en ese tiempo en el mundo más de treinta millones de ejemplares y una correspondencia de treinta y cinco mil cartas), lo leí cuando tenía alrededor de diecinueve años. Para entonces ya había leído “El lobo estepario”, “Sidartha” y “Demíán”, detonadores de la nueva filosofía de la juventud del mundo, había entonces una gran explosión de las ideas; la sabiduría del Maestro Hesse: la templanza que nos impulsó en “Demian”, la locura de “El lobo estepario”, la espiritualidad y el amor en “Sidartha”, ahora con “El Juego de los Abalorios” la dualidad y el romanticismo, el amor hacia el ser humano.
Hermann Hesse nació en Suiza en 1877 y murió en 1962, fue escritor, poeta y pintor, premio Nóbel de Literatura en 1946, muy posiblemente por “El Juego de los Abalorios”, Luis Rinconero nos comenta sobre el libro: “Propone su ideal de cultura. Una sociedad que recoge y practica lo mejor de todas las culturas y las reúne en un juego de música y matemáticas, que desarrolla las facultades humanas hasta niveles insospechados”.
Cabe mencionar que hubo un grupazo de Rock canadiense llamado Steppenwolf, (El lobo estepario) y otras manifestaciones que reflejan la influencia de Hesse en la memoria colectiva de esa época.
Erick Vega Guerrero nos comenta: En “El Juego de los Abalorios”, Hermann Hesse nos presenta una fantástica historia, donde la vida ordinaria de Josef Knecht se va transformando en una vida extraordinaria y ejemplar. El protagonista es un alma solitaria, casi un niño desamparado que es acogido por un grupo de Maestres de la Castalia y la Orden.
“Nació en la pequeña ciudad de Borolfingen al margen de la selva de Zaber. Knecht es un ser sin rumbo, que a lo largo de su vida encuentra un vía predestinada para él, luchando hasta lograr lo que se plantea o lo que le imponen, pero siempre para sí mismo y sin realizar un esfuerzo excesivo”.
“Al llegar a la escuela de Eschholz fue un electus o “niño de selección”, como solía llamarlos la Orden.
Con el tiempo, fue escalando de categoría hasta llegar a ser Magister, pero sobre todo se convirtió en un ser extraordinario lleno de defectos, de preocupaciones y angustias; sin embargo, lo enaltecen la luz de la coherencia, la suspicacia y el ingenio”.
“El Juego de los Abalorios” ensambla en sí tres principios básicos: ciencia, culto a la belleza y meditación. Por algo, el protagonista es maestro del juego de abalorios, ya que es un perfecto espécimen y ejemplo de estos tres principios en movimiento y perfecta armonía. Así Josef les enseña a sus elegidos que un verdadero jugador debe estar impregnado de alegría, igual que un fruto maduro de dulce jugo, debe tener dentro de su alma toda la alegría de la música, la poesía, el saber, la ciencia y la meditación, tanto en su interior como en la solapa de su alma y la pretina del corazón.
Aquí un fragmento del libro: “El juego, como yo lo entiendo (escribió una vez Josef al ex-Magister Musicae), envuelve al jugador al concluir la meditación como la superficie de una esfera rodea su centro, le deja con la sensación de haber liberado y recibido dentro de sí, un mundo totalmente simétrico y armónico, fuera del mundo casual y caótico”.
*Abalorios: se refiere a objetos de adorno vistosos y generalmente de poco valor. Se pueden considerar como elementos ornamentales, especialmente si son excesivos. Además un abalorio puede ser una pequeña esfera agujereada, utilizada para crear adornos como collares y brazaletes. Estos pueden ser hechos de diversos materiales como vidrio, madera, metal, entre otros. RAE
En México un ejemplo de abalorios serían: las canicas.
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