in Thu Zar, de 58 años, y su hija, Su Mon Latt, de 28, fueron ambas condenadas a 16 años de cárcel por tráfico de personas humanas.
Una familia de sastres de Birmania fue condenada el viernes a penas de hasta 16 años de cárcel por haber martirizado dos niñas como esclavas, en un país criticado por el trabajo infantil.
La comerciante Tin Thu Zar, de 58 años, y su hija, Su Mon Latt, de 28, fueron ambas condenadas a 16 años de cárcel por tráfico de personas humanas y abusos cometidos a niños.
El marido y el hijo fueron condenados a 13 y 9 años de cárcel respectivamente.
“Vamos a apelar”, anunció el abogado de la familia, Kyaw Win, interrogado por la AFP.
Durante el juicio, que duró casi un año, las dos víctimas, hoy de 17 y 18 años, con marcas en los brazos, las piernas y el rostro, describieron los malos tratos sufridos durante cinco años.
Contratadas como criadas, fueron explotadas y golpeadas. Apenas eran alimentadas, no recibían salario y solo podían dormir unas horas por noche. Y, durante años, sus padres no obtuvieron ninguna ayuda de la policía.
Este caso conmocionó la opinión pública birmana e hizo que otros casos parecidos salieran a la luz.
Atraídos por el trabajo en las ciudades, que permite mantener a toda la familia, muchos niños y jóvenes birmanos se encuentran atrapados en un engaño y convertidos en esclavos.
Según un estudio de la Organización Mundial de Trabajo de 2015, más de 1,2 millones de niños, es decir un niño de cada 10, trabaja en Birmania, y a menudo son explotados.
La lucha contra el trabajo infantil es uno de los principales objetivos del gobierno elegido democráticamente y liderado por la exdisidente y premio Nobel de la Paz Aung San Suu Kyi, en el poder desde 2016.