Bitácora 659
Jerónimo Gurrola Grave
Sabedor de que acusar de “corruptos”, “conservadores” y “neoliberales” a quienes no coinciden con su forma de gobernar le da resultado entre la gente buena que no lo conoce, no hay “mañanera” o evento público donde el presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador no utilice estos calificativos para fustigar a la oposición y hacer campaña a favor de su partido, MORENA, sin importar que los campeones de estos vicios sean él y su cercano equipo de colaboradores.
El pasado 31 de enero, después de varios días de ausencia al púlpito mañanero, por su contagio de Covid-19, en su necedad de andar en campaña por el país sin usar cubrebocas y por considerar anticientífico no confiar en el subsecretario de salud, López-Gatell y en Dios, declaró: “tenemos la misión de transformar al país, tenemos que acabar con la peste, la corrupción, esa es la peor de las pandemias, peor que la malaria, y vamos avanzando; no tenemos permiso para dejar inconclusa la obra de transformación.”
Y agregó: “creo que la honradez es la mejor política, la que nos da frutos. La corrupción impedía a México salir adelante, por eso era un país rico con pueblo pobre. Ahora es distinto, rinde el presupuesto, se distribuye con justicia y alcanza a todos, esa es la fórmula que da resultados y eso es lo que me tiene seguro de que vamos entre todos a salir adelante”.
Nunca mencionó como ejemplos de corrupción a Manuel Bartlet, propietario de más de 23 casas de lujo y dos terrenos, ubicados en las zonas más exclusivas del Valle de México, con valor de más de 800 millones de pesos, ni a su hijo, León Bartlet que había vendido al IMSS los ventiladores más chafas y caros del mundo, y menos a su hermano PÍo, a su prima Felipa, proveedora de proyectos a PEMEX, a Irma Eréndira Sandoval ni al presunto violador, Salgado Macedonio, candidato de MORENA a gobernador de Guerrero, entre muchos otros.
Pero bien estaría el asunto si la corrupción en el gobierno se redujera a esos personajes. El mismo López Obrador comete las mismas sucias prácticas criticadas por él a los corruptos del pasado, como la celebración de contratos por adjudicación directa en cantidades mayores. Como sabemos, la licitación pública es una vía para contratar la adquisición de un bien o servicio, incluido obra pública y es un proceso en el que participan todas las empresas interesadas que reúnen los requisitos especificados en una convocatoria y cuya esencia es la competencia.
Pues bien, según una investigación hecha por la organización no gubernamental, Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad (MCCI), en el corrupto gobierno de Peña Nieto las adjudicaciones directas oscilaron entre el 62.2% y el 77.7% y con López Obrador este mecanismo creció al 78.1% de los contratos en 2019 y al 80.3% en 2020. De 137,809 contratos realizados, 110,629, que equivalen a 189,488 millones de pesos se entregaron por adjudicación directa, entre ellas a ICA Constructora, por 25,849 millones de pesos, el 83.5%.
Sobre lo contratado, según la plataforma gubernamental Compranet, mientras en el sexenio pasado, del 2012 al 2018, los recursos entregados por esa via fueron el 23.7%, en 2020 se asignaron 449,022 millones de pesos, de los que el 42.2% fue por adjudicación directa: 189,488 millones de pesos, incluidos 13 contratos a empresas que en 2019 aparecieron en las listas del SAT como fantasmas, como Limpieza y Mantenimiento Xielsa SA de CV, confirmada por el Diario Oficial de la Federación del 29 de junio de 2020, y en comunicación social y publicidad, de los mil 447 contratos en 2020, 1,366 fueron por adjudicación directa, el 94.4% del total, al Grupo Televisa, La Jornada y TV Azteca que concentraron 432.12 mdp con 92 adjudicaciones directas.
Sobre corrupción en el lopezobradorismo hay mucha tela de donde cortar y no hay espacio que alcance. Llama la atención que según análisis de MCCI, del 73% del dinero usado en contrataciones directas en 2020, no aparecen gastos para atender la crisis por coronavirus, situación que explica el enriquecimiento de los funcionarios morenistas, la ferocidad con que defienden su continuidad en el poder y el abandono, sin empleo, alimentos y sin medicinas que han provocado la muerte de más de 300 mil mexicanos.