Por. Paul Ospital Carrera
El Zoon Politikon
Cómo olvidar aquel compromiso público del actual gobierno federal para bajar los índices de inseguridad en el país.
Recordemos que durante el periodo de transición el gobierno electo organizó foros para la construcción de una agenda de paz en todo el país. Sin embargo, las constantes manifestaciones de los familiares de las víctimas molestaron al gobierno recién electo y decidieron cancelarlos, argumentando que contaban con información suficiente para crear las políticas públicas necesarias que resolvieran los altos índices de inseguridad.
Y la gran promesa se dio en los primeros días de este gobierno, en voz del entonces secretario de seguridad pública, Alfonso Durazo quien categóricamente se comprometió a reducir el 50% de los homicidios dolosos en no más de seis meses, imagine usted el tamaño de promesa que hizo el hoy Gobernador de Sonora.
Pareciera que no había bastado con el hecho de las enormes promesas que hiciera el entonces candidato Andrés Manuel, ya siendo gobierno en funciones siguieron llenando sus discursos de esperanzas, discursos de esperanza que hoy se reflejan en frustraciones.
Y es que esta semana, el propio gobierno federal nos dio a conocer el reporte de víctimas en su cierre de mayo. Este reporte nos da un dato demoledor en la narrativa presidencial: en lo que va del gobierno de López Obrador ya se superaron los homicidios totales del sexenio de Felipe Calderón, y eso que aún nos quedan dos años de administración.
Si basamos el análisis exclusivamente en el ámbito cuantitativo, los años que estamos viviendo son los más violentos de la historia contemporánea de nuestro país, son datos duros y verificables, más allá de opiniones.
A estas lamentables cifras habría que sumarle los resultados de la estrategia de “abrazos y no balazos” emprendida por el gobierno federal, que según la organización Causa en Común, han incrementado en todo el país las comunidades, pueblos y municipios que están totalmente controlados por el narco.
Los números son terribles y siguen en aumento. Queda claro que ni la estrategia anterior, ni mucho menos la actual han dado resultado.
El primer paso sería el reconocimiento de la falla sistemática de las políticas públicas para poder entrar a la reconstrucción seria de una estrategia que pueda comenzar a terminar con este problema.
Seguramente en este sexenio no lo veremos.