Por Raúl Rosillo Garfias
El crecimiento de un municipio, de una ciudad o de alguna demarcación, siempre tiene que ver con su entorno y con el interés por la tenencia de la tierra. Desde que se construyó el aeropuerto en Colón, esta demarcación empezó a captar la atención de los inversionistas, y la industria comenzó a llegar con profusión. Los inversionistas adquirieron terrenos regulares y los convirtieron en parques industriales; ahora hay 134 y todos en crecimiento.
Esta transformación que vive el municipio de Colón también la han experimentado San Juan del Río, Corregidora, Querétaro y El Marqués. Los desarrolladores de vivienda también comienzan a interesarse y a construir cerca de las zonas fabriles, intentando facilitar la vida a las empresas, pero complicandose a las autoridades y a los mismos municipios, ya que quedan muchos problemas ocultos en estos desarrollos.
El caso es que el municipio de Colón, con estos 13 parques industriales y un crecimiento exponencial en nuevas inversiones, exige la disponibilidad de vivienda. Se estima que se requieren entre 20 y 25 mil créditos para vivienda en ese municipio, pero no hay suficientes viviendas disponibles, lo que pone en serios aprietos a las autoridades municipales, quienes son los primeros responsables de estos fenómenos que no les deben ser ajenos.
El municipio tiene tres o cuatro realidades presentes e importantes, que se presentarán en la mesa del alcalde electo de manera inmediata, sin lugar a dudas. El desafío está en que es ahí donde debe estar la mano y el pensamiento sabio para tratar de encontrar soluciones a estos problemas, que realmente complican la vida de los ciudadanos. En cuanto al transporte, no solo consume más de la mitad del salario, sino también la mitad de la vida.