“Libellus de medicinalibus indorum herbis”
Colegio de Santa Cruz de Tlatelolco, año de 1552
Columna: El Ahuehuete
Joaquín Antonio Quiroz Carranza
En el año de 1552, a sólo 31 años de haberse dado la invasión europea contra México-Tenochtitlan, la avaricia de los hombres llegados de allende el mar no cesaba, primero el oro y la plata, las piedras preciosas, luego la fuerza de trabajo esclava, las maderas, las fibras y tintes naturales, cuando los recursos naturales se hallaron controlados por diversas firmas ibéricas, le siguió el turno al conocimiento nativo. Esto último es lo que significa verdaderamente el denominado Códice de la Cruz-Badiano, un saqueo intelectual a los pueblos mesoamericanos por parte del imperio español.
Desde el primer momento Hernán Cortés, sátrapa y asesino, registró, en su segunda “Carta de relación”, la riqueza herbolaria de nuestros ancestros señalando que: “Hay calle de herbolarios donde hay todas las raíces y hierbas medicinales que en la tierra se hallan. Hay casas como de boticarios donde se venden las medicina hechas, así potables como ungüentos y emplastos”, listado que no tenía otro fin que convencer al monarca español de repartir ese botín.
Fue precisamente Francisco de Mendoza, hijo del primer virrey de la Nueva España quien coordinó la elaboración de un libro sobre las plantas medicinales del Valle del Anáhuac, con el fin de emprender un gran comercio hacia Europa, obviamente controlado por él mediante concesiones reales y de esta forma mercadear especias y plantas medicinales, y como todo, convertir las plantas medicínales en mercancías y obtener de ellas oro y plata con el fin de acallar la locura avariciosa e insaciable de los ibéricos.
Llegado a las manos del monarca español Carlos V, el “librito”, sin más preámbulo fue recluido en la biblioteca imperial, lugar donde guardó el sueño de los justos por varios siglos, posteriormente fue trasladado al Vaticano, lugar en el cual también fue resguardado por otros siglos más. La elaboración del “códice” se desarrolló durante tres meses (mayo a junio de 1552) tiempo durante el cual el médico nahua Martín de la Cruz laboró junto con el traductor también originario de Xochimilco Juan Badiano y los dibujantes o tlacuilos en el libro que denominaron “Libellus de medicinalibus indorum herbis” o Librito de las plantas medicinales indias, que hoy conocemos como Códice De la Cruz-Badiano.
Gracias a Felipe II, el virrey de la Nueva España logró su cometido, obtuvo cédulas reales, es decir el monopolio para la exportación y venta de plantas medicinales de Mesoamérica a Europa, dejando este saqueo a los Mendoza y compañía enormes ganancias monetarias.
El Códice fue devuelto a México por Juan Pablo II, quien lo trajo personalmente a nuestro país en 1990, como símbolo del restablecimiento de las relaciones oficiales entre México y el Vaticano, el original se encuentra resguardado por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), varias instituciones han trabajado para su traducción, interpretación, así como en la identificación taxonómica de las especies biológicas allí mencionadas.
Este Códice, elaborado en papel europeo con tintes naturales mexicanos, artistas y científicos nahuas fue posible gracias a la gran tradición editorial de los pueblos mesoamericanos quienes preservaban sus saberes en libros conocidos como amoxtli, y los tlacuilos, guardianes de la tinta roja y negra, eran los expertos en plasmar con representaciones pictóricas los acontecimientos históricos, nombres, fechas, lugares, contabilidad de recursos, ideas religiosas, etc.; estos libros, los amoxtli, se elaboraban con papel de amate (Ficus insípida) y cubiertas de madera.
Como todo proceso científico, también la medicina ancestral, tiene su origen en la experiencia, lo empírico, la práctica, la observación, el registro sistemático, el ensayo y el error. Y a diferencia de la llamada medicina europea del siglo XIV al XVI plagada de creencias religiosas, fundamentadas en la Inquisición, la misoginia y la opresión de los pueblos, la medicina ancestral mesoamericana se fundamentaba en la experiencia, la observación, acompañada de ideas religiosas así como rituales cuya esencia es más material que idealista. Por ejemplo se ha sustentado que una de las prácticas más emblemáticas de la religiosidad popular mesoamericana es el sahumado o quema de copal en los espacios de vida sea la vivienda, el granero, la vestimenta, etc, con el fin, interpretan los antropólogos, de alejar los malos espíritus y establecer comunicación con los dioses, esta es la interpretación hegemónica, pero la otra explicación es que el copal, resina extraída de diversas especies arbóreas, posee poderosas propiedades antioxidantes, así como antivirales, antibacterianas y antifúngicas, el sahumado ancestral equivale a la práctica de la nebulización ambiental con sustancias antivirales, como sucedió durante la llamada pandemia del Covid-19.
El Códice de la Cruz-Badiano es el libro sobre herbolaria más antiguo de América, esto porque muchos otros documentos escritos pictográficamente en piel de venado y papel vegetal fueron sometidos a la hoguera por los inquisidores europeos, quienes establecieron dos grandes capitales de la Inquisición: México y Perú. En su locura religiosa y piromaníaca los europeos asesinaron a miles de nativos de América torturándolos, desmembrándolos, ahorcándolos o quemándolos vivos. Como testimonio mudo de este accionar sanguinario, esta la placa que señala el punto donde se ubicaba el quemadero principal de la hoy Ciudad de México: la Alameda principal.
El Códice de la Cruz-Badiano incluye una breve descripción de 224 plantas medicinales, así como las dolencias que pueden sanar. Comienza con las afecciones de la cabeza y termina con la de los pies, se incluyen además de plantas medicinales, minerales y partes animales para aliviar enfermedades como alopecia, piojos, glaucoma, dolor de dientes, anginas, tos, mal aliento, sarna, debilidad, parasitosis, disentería, enfermedades de los genitales, mal olor, tumores, entre otras.
El Códice de la Cruz-Badiano, además de ser un tesoro cultural, es una fuente de saber del México profundo, que hoy más que nunca es necesario, cuando el poder del monopolio médico-farmacéutico se enseñorea como amo y señor decidiendo sobre la vida y la muerte de los seres humanos, la herbolaría crece y se agigante por su autoridad milenaria, por lo que es indispensable recuperar nuestra memoria histórica y nuestro conocimiento ancestral.
En una constante búsqueda de nuestras raíces culturales, en El Ahuehuete, herbolaria hemos establecido un espacio cultural denominado “La Frontera Indómita” en el cual además de ensayos, novelas, cuentos infantiles y juveniles hemos incorporado libros sobre herbolaria, botánica y saberes ancestrales. Recientemente localizamos la edición más reciente y completa del “Códice de la Cruz-Badiano” y muy pronto estará en nuestro acervo, si alguno de los lectores desea adquirir un ejemplar, con gusto puede llamar o enviarnos un mensaje al 442 3775127.