Por: Baldomero Pérez
@tojolobaldo
Los procesos democráticos no pueden suponer la ausencia de competencia y por ahora observamos precampañas unipersonales que son sinónimo de procesos sin competencia.
Cuando me refiero a precampañas, por supuesto que pienso en la renovación de la Presidencia de la República, porque es el caso más emblemático y de simulación que se ha presentado en este proceso electoral. ¿Qué son las precampañas?, ¿por qué me atrevo a calificarlas como simulación?, ¿en qué beneficia a la construcción de ciudadanía y al fortalecimiento democrático?
Es muy sencillo, entender las precampañas se trata de observar o participar en un ejercicio previo a la elección abierta de gobernantes y representantes, digamos que se consideran elecciones primarias o contiendas internas entre partidos políticos. Esto permitiría elaborar plataformas y perfilar agendas por partidos o por coaliciones; y hoy vemos todo lo contrario, nos enfrentamos a un juego maniqueo en el que sólo se legitiman los nombres que resultaron designados o consensuados, sin temas, ni propuestas, y todo el show publicitario es en detrimento de la democracia. Por eso digo que estamos en la antesala de procesos unipersonales, la democracia no puede ser cuestión de unos pocos.
La participaciónn interna de “ya saben quién” (AMLO), Ricardo Anaya y Pepe Meade, es una historieta de ficción; independientemente del método institucional mediante el cual nombrarán candidato, resulta que los contendientes le han sacado la vuelta a las reglas del juego electoral, no hay contiendas internas. Toda realidad política es rebasada por las normas electorales, seguramente vendrá una nueva oleada de reformas para atender las nuevas circunstancias de las precampañas. Sin embargo, hasta este momento hay que advertir que los partidos políticos parecen dormir en los laureles del monopolio en la designación de candidaturas y en la conformaciónn de órganos de gobierno.
Por lo que respecta al ex priísta El Bronco y a la ex panista Margarita Zavala, en su la lucha por alcanzar las firmas que los acrediten como candidatos, no son más que ese reflejo de simulación, ausencia de competencia e inequidades en cuanto al acceso de prerrogativas. Pues los llamados aspirantes “independientes” se debaten en restricciones normativas, mayores pautas de fiscalización y cierta opacidad por los poderes fácticos que hay detrás de ellos. Es como si la democracia electoral no los quisiera, este limbo equiparado a las precampañas no abonan a la transparencia y la competencia democrática.
Advertía el nobel Octavio Paz que “la política es el teatro de los espejismos” y “la democracia “triunfa allí donde se convierte en costumbre y segunda naturaleza”. Pues bien, la encrucijada de este año electoral decisivo para el rumbo y el proyecto de nación al que aspiramos como ciudadanos, nos deja una primera lección: las precampañas son la distorsión y el espejismo del teatro de los partidos políticos; y por otra parte, aún no se nos hace costumbre (o no es parte del ADN humano) exigir y construir procesos democráticos sea cual sea su nivel y su ámbito.
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Círculo Púrpura es el programa de radio que se transmite en exclusiva por Bitácora todos los lunes a las 7:00 pm, y por ahora, nuestro deber es transportar el buen decir, la discusión y el debate a través de la palabra escrita en esta columna semanal. Enhorabuena a todo el equipo que encabeza el decano del periodismo en San Juan del Río. ¡Gracias Profe Rosillo!