Por Alma Moronatti
China ha descubierto un enorme yacimiento de torio en Mongolia Interior que, según una encuesta nacional, podría cubrir sus necesidades energéticas por hasta 60,000 años. El torio es un metal ligeramente radiactivo que puede emplearse como combustible en reactores nucleares avanzados llamados reactores de sal fundida (MSR, por sus siglas en inglés). Estos reactores disuelven el torio en sal fundida y lo utilizan para generar calor mediante reacciones nucleares, produciendo muchos menos residuos radiactivos que los reactores tradicionales de uranio y ofreciendo mayor seguridad al eliminar el riesgo de fusión.
Solo el complejo minero de Bayan Obo podría contener alrededor de un millón de toneladas de torio, cantidad suficiente para abastecer a China —e incluso al mundo— durante milenios. Este hallazgo supera con creces las estimaciones previas y posiciona al torio como una fuente energética con potencial disruptivo. Los científicos explican que el torio no es fisionable por sí mismo, pero puede convertirse en uranio-233, un isótopo que sí puede sufrir fisión y liberar energía. Este ciclo permitiría contar con un suministro casi inagotable de combustible nuclear limpio.
China ya construye el primer reactor de sal fundida con torio del mundo, con la meta de operar una planta de 10 megavatios hacia 2029, como parte de su estrategia para alcanzar la independencia energética. Aunque Estados Unidos y Rusia también invierten en esta tecnología, China lidera el desarrollo global del torio. Esta innovación promete revolucionar la industria energética al ofrecer una alternativa más segura, limpia y abundante. Persisten desafíos técnicos y económicos en la extracción y escalabilidad, pero los expertos sostienen que el torio podría contribuir decisivamente a reducir la dependencia de los combustibles fósiles y redefinir el futuro energético del planeta.