Grisáceo jardín de cerezos
se seca sin la luz de Chéjov
Grisácea lagrima del lago Ribinsk.
¿Por qué somos tan tristes los rusos?
-me dijo Gogol
Nuestra alma anda exiliada
en las aguas del Volga
de vez en cuando regresa
en gaviota desplumada.
o en madera carcomida
o en el farragoso humor de Chéjov
Inquietos pastores bajan con la niebla
por las cumbres del Cáucaso
en la incomprensión ruegan
por un trozo de perdón
El condenado al exilio de Siberia
muere porque ahí no existe Dios.
¿Por qué somos tan tristes los rusos?
-me dijo Gogol
La melancolía corona una cúpula
se congela la nariz sin horizonte.
¿Qué hacer con todos nosotros
los frustrados y desengañados?
Escribir nuestros cuentos de la estepa
mientras nos emborrachamos en la oscuridad
con vodka y balalika en San Petesburgo
o nos morimos con la alegría derretida
en algún rincón de Moscow.
A: Antón Pavlovich Chejov
(1860-1904)
Lunes 9 de noviembre del 2009 01:52:13
LE JOS UIS