Por: Mariana Canseco
Lejos del mal concepto que pudiera tener la ciudadanía de los Centros Penitenciarios, el Cereso Femenil de Querétaro sobresale de entre los mejores del país por el buen trato que se le da a las internas, aparte de mantener en óptimas condiciones las instalaciones donde viven.
Lo anterior lo presumió la secretaria de Cultura, Marcela Herbert Pesquera, basándose en el Diagnóstico Nacional de Supervisión Penitenciaria (DNSP), que se realizó en el año 2019 por la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH).
Esto lo confirmó la ex convicta Graciela García al aclarar que las custodias dan el trato que reciben, no obstante, aseguró que en los 9 años que estuvo privada de su libertad, jamás vio que una guardia violentara físicamente a alguna interna aunque también confesó que sí puede llegar a existir violencia psicológica.
“Derechos Humanos está presente allá arriba, yo puedo decir que la mayoría de las personas que trabajan allá arriba te tratan bien, aunque aplica la regla de, como me trates te trato, si una es grosera, van a ser groseras, pero si eres amable, también van a ser amables, pero siempre con dignidad, declaró.
Explicó que en la cárcel te obligan a ser disciplinada y a crear hábitos para que al cumplir tu condena te sea menos complicado reintegrarse a la sociedad, por lo que todos los días las despiertan a las 5 de la mañana y las encierran a las 5 de la tarde.
“A las 5 de la mañana te despiertas, te tienes que bañar y limpiar tu lugar de estancia, a las 7 desayunas, a las 8 pasan lista, a las 9 te pasas a los talleres y luego puedes pasar a las áreas técnicas, aunque si te puedes ir a encerrar a tu celda sería una pérdida de tiempo teniendo tantas actividades”, detalló.
Aunque admitió que su estancia le sirvió para desarrollar nuevas habilidades y trabajar en ella misma, reconoció que hay presas a las que les cuesta más trabajo y mantienen una actitud renuente, de ahí que mencionó que las custodias ponen castigos que en realidad les duela, como el quitarles su llamada de la semana.
“Yo lo tomé como una escuela que ya se acabó bendito sea Dios y ahora hay que sobrevivir acá afuera, en la vida real, donde hay que pagar gastos. Ahí adentro no pagas nada y vives bien, te llegas a acostumbrar”, concluyó.