Escribe:-Edilzar Castillo.-
Allá en mi pueblo, coqueteaba con los fantasmas en mis noches de viaje por el cerro de mis fantasías, discutía con los demonios cabalgando por la serranía, en mis parrandas nocturnas, me burlaba de la llorona.
Allá en mi pueblo, era feliz, allá en mi pueblo, montado en un alazán precioso, atravesaba los ríos, montañas y serranías, me bañaba en los arroyuelos fríos y disfrutaba sus cristalinas aguas, vivía con la naturaleza, allá en mi pueblo era feliz.
Los domingos bajaba del rancho, platicaba al comer con mi perro, amigo de mí soledad, paseaba por el parque buscando muchachas alegres y guapas, uno que otro trago, montaba a caballo, eso hacía en mi pueblo, vivía feliz.
Más la suerte quiso que saliera de mi pueblo hermoso, tenía que estudiar, meterme en el seso, costumbres ajenas, ver de otra manera, ver universal, y me fui habituando a otro mundo ajeno, a otros calendarios, a otras vivencias, a otras situaciones, a otras circunstancias, en fin, a aprender lecciones, que hicieron de mi, un hombre de bien.
Realicé estudios, y de aquel pueblito en mí, poco queda, me pongo corbata, me preocupa todo, cosas varias de la sociedad, en fiestas, sonrió, convivo con amigos, y cuando de repente, la nostalgia se adhiere de mí, siempre me pregunto, aquí en estas tierras, en estas costumbre, ¿estaré feliz? No encuentro respuesta, eso, no lo sé.
Se encendió la noche, el día, otro día se inicia, todo es ajetreo, todo en movimiento, ir y venir, distancias tan largas, la lucha de siempre, buscando el sustento y pienso que pienso, siempre por momentos, me voy o me quedo, indeciso siempre de ausencia y recuerdo va pasando el tiempo y mis esperanzas se van eclipsando, veo aún muy lejos, el volver a la tierra, hasta me parece una eternidad. Por eso al preguntarme, ¿volveré a mi pueblo? Un cielo de dudas tengo por respuestas, algún día, quizá…
[email protected]