Por: Mariana Canseco
Con el crecimiento poblacional que se dio en Querétaro durante los últimos años, los inversionistas en bienes raíces aprovecharon para construir fraccionamientos por toda la ciudad, explotando el mercado de la vivienda y efectuando una burbuja inmobiliaria.
Sobre este tema, el arquitecto Alfonso Garduño, describió que se trata de un fenómeno que se vive en ciertas ciudades que han ganado popularidad por su desarrollo. Este es el caso de Querétaro, ciudad que recibe diariamente alrededor de 100 personas que llegan para quedarse.
Como especialista en el tema, Garduño ilustró que el término de burbuja inmobiliaria es el aumento excesivo en el precio de las propiedades en determinadas zonas sin haber justificación.
Explicó que esto comienza porque las constructoras se precipitan a construir pisos de manera descontrolada a fin de satisfacer la demanda de las familias que están llegando, el problema es cuando piden créditos hipotecarios para solventar sus construcciones.
“En México el suelo es de los únicos bienes que no tiene topes arancelarios, en consecuencia el negocio principal es el suelo…”, expuso.
Por lo anterior, comprendió que los bienes inmuebles son una opción atractiva para los inversionistas, no obstante, se están construyendo tantas viviendas que tardan en venderse o rentarse.
“Hay personas que no pueden generar la economía para comprar una vivienda, entonces es absurdo que se construyan tantas viviendas que terminen generando problemas porque algunas terminan en el abandono”, añadió.
En conclusión, dijo que como resultado de la sobreoferta se están quedando propiedades a medias y sin habitantes, aparte de que al querer recuperar su inversión los constructores elevan el costo de la vivienda a un precio que llega a ser inaccesible para la clase media y media baja que predomina en Querétaro.