Por Claudio Osornio
La re-conversión que pretende darle el virtual Presidente Electo Andrés Manuel López Obrador, a la aún denominada Secretaría de Desarrollo Social (SEDESOL), para convertirla en la Nueva “Secretaría de Bienestar”; va mucho más allá, de los tradicionales cambios cosméticos, que con regularidad se estilaron en México, durante los últimos sexenios.
En realidad, el concepto es el inicio de una reingeniería de gobierno a gran escala y es ya ampliamente estudiado en algunos países europeos. El término “Bienestar Social” se lleva a la práctica, desde hace varios años en dichas naciones. En la actualidad se erige como el nuevo paradigma de la política social, de las principales economías europeas.
Sin embargo, los retos para esta nueva manera de priorizar programas y proyectos sociales, son igual de importantes. La Agencia Española “Viaduct”, asociada con más de 40 instituciones educativas de nivel superior y presencia en 36 países, entre ellos México, analiza y profundiza en los principales obstáculos que se generaron, tras la aplicación de estas nuevas políticas.
De arranque se menciona que por diseño, las políticas públicas bajo este concepto, enfrentan “estados de presión” que se generan desde la propia base social. Por ejemplo se menciona que la evasión fiscal, tanto a manera individual como de las grandes empresas, se disparó en un corto plazo, una vez instaurado el modelo.
Otro aspecto interesante para el análisis, es precisamente la tarea que terminan por realizar los medios de comunicación. Al tener un Estado enfocado en su totalidad en generar estadios de “Bienestar Social”, el papel de las empresas dedicadas a ofrecer información se encaminan a “destapar escándalos” dentro de instituciones privadas, dejando en un segundo plano, el quehacer gubernamental.
En el tema de seguridad pública, se ofrece un escenario -por decir lo menos- “preocupante” para el “caso Mexicano”. Y es que se tiene diagnosticado, al menos en los países que ya operan el paradigma, que los grupos delincuenciales, al tener un Gobierno que no los persigue de oficio, ni los enfrenta militarmente, buscarán a toda costa “reinvertir sus ganancias”.
De manera paralela a este fenómeno, el desplazamiento del poder político y económico a las clases medias crece de manera exponencial y es justamente la “caja de resonancia” que termina por convalidar el nuevo sistema. Una clase media empoderada políticamente por el Estado y empoderada económicamente por los grupos delincuenciales, es la apuesta del concepto “Bienestar”. Al menos en la teoría.
Como en todo sistema, se reconoce una variable de “colapso o de falla estructural”. La llamada “gobernanza de los ciudadanos” tiene riesgos y apuros que son previstos. La frustración de todos aquellos “desplazados de las dinámicas de crecimiento” es el espacio que los propios teóricos del modelo se dan, para calcular los fenómenos de rompimiento.