Se esperan más de mil 500 ejemplares, cantidad similar a la registrada en el periodo 2016-2017, donde se contabilizaron 1573 ballenas.
La gran ballena gris (Eschrichtius robustus) llega a los mares mexicanos en busca de aguas más cálidas para su reproducción. La Reserva de la Biosfera Complejo Lagunar Ojo de Liebre y las lagunas de San Ignacio y Guerrero Negro que pertenecen a la Reserva de la Biosfera El Vizcaíno, así como las bahías de Magdalena, Bahía Santa María e Isla Magdalena en Baja California Sur, son los sitios elegidos por este majestuoso mamífero marino.
Así, la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp) formaliza el inicio de la temporada de arribo 2017-2018 en estas Áreas Naturales Protegidas (ANP), que va del 15 de diciembre de 2017 al 15 de mayo de 2018.
Se esperan más de mil 500 ejemplares, cantidad similar a la registrada en el periodo 2016-2017, donde se contabilizaron 941 ballenas adultas y 632 nacimientos en el Complejo Lagunar Ojo de Liebre, sumando un total de 1573 ballenas; por su parte, en la Laguna de San Ignacio, se registró la presencia de 278 ejemplares:199 ballenas adultas y 79 ballenatos.
Esta especie viaja alrededor de 12 mil kilómetros en aproximadamente 3 meses para llegar a las Áreas Naturales Protegidas mexicanas. El arribo del cetáceo, procedente de los mares de Bering, Chukchi y Beaufort en Alaska, es síntoma de la buena salud de estas zonas marítimas nacionales.
Los santuarios ubicados dentro de la Reserva de la Biosfera El Vizcaíno han permitido el cuidado y la preservación de la especie. Esto gracias a los esfuerzos constantes del personal de la CONANP y de los habitantes de estas zonas turísticas, quienes monitorean en todo momento el cumplimiento de la reglamentación local para la observación de los especímenes.
El monitoreo sistemático de la especie es parte fundamental de las acciones de protección que realiza la CONANP. Desde hace 26 años se ha detectado la presencia de la ballena gris dentro de estos cuerpos lagunares y se ha registrado que es a mediados de febrero cuando ocurre el pico máximo de nacimientos de ballenatos.