Joaquín Antonio Quiroz Carranza
El Ahuehuete, árbol emblemático, mítico y simbólico de los pueblos mesoamericanos, cuyo nombre describe su portentosa antigüedad y capacidad de guardar saberes, engalana ya una de las avenidas más importantes de la Ciudad de México: Paseo de la Reforma. Sustituye un ejemplar de Phoenix Canariensis que, como su nombre lo indica, es una especie originaria de las Islas Canarias. Bajo la sombra del Ahuehuete los habitantes de la CDMX colocaron imágenes y retratos de seres queridos, desaparecidos por la brutalidad neoliberal que imperó en México hasta el 2018 y cuya herencia maldita aún mata, lacera y lastima cuerpos y almas de millones de familias mexicanas y centroamericanas.
El Ahuehuete, ser antiguo y sabio, sus raíces, ramas, hojas, flores, frutos y semillas ofrecen sus propiedades medicinales para aliviar dolores, desinflamar y recuperar la salud perdida. Su sombra protege, arropa, permite el descanso y la contemplación.
Muchos, sobre todo aquellos de pensamiento neoliberal: racista, clasista, fascista, creen que las culturas ancestrales mesoamericanas son sólo un vestigio de un pasado muerto, pero el hecho de que la mayoría de los participantes en la encuesta para elegir la especie que engalana ya la Glorieta de El Ahuehuete, haya escogido esta especie por sobre otras de origen foráneo, como la propia palma canaria, significa que el espíritu, la esencia de lo que México significa pervive en la mayoría.
Durante el periodo neoliberal se impuso la creencia porfirista de que lo extranjero, sobre todo anglosajón, era superior a lo nativo, de esta forma se minimizó incluso la importancia de la flora nativa, imponiendo en los programas de reforestación y jardinería de espacios públicos y privados especies de origen extranjero como el eucalipto, el ficus, la jacaranda, entre otros. La elección de el Ahuehuete, que ostenta el título de Árbol Nacional, muestra que el México profundo se hace presente en esa otrora avenida porfirista.
Hoy la derecha afirma que México se ha polarizado, disculpamos su falta de cultura política. Efectivamente nuestro país tiene una historia de más de 500 años de polarización, y para no irnos más lejos recordemos la lucha entre invasores europeos y pueblos nativos, entre independentistas y conservadores, entre los juaristas y feudales pro imperio, entre los revolucionarios y porfiristas, entre la guerrilla socialista y el gobierno del Prian. Por si la derecha no lo sabe y aunque no les guste, México vive una lucha de clases, nombre preciso, a lo que ellos llaman polarización, lucha entre los poseedores de los medios de producción y los desposeídos, la burguesía y el proletariado, polarización que como sabiamente dijo Carlos Marx, sólo acaba cuando se elimina a una de las clases antagónicas.
La selección natural mató a la palma canaria, el pueblo eligió a El Ahuehuete en un acto frontal de lucha de clases, de polarización social. La 4T será la fuerza selectiva que elimine y mande a la derecha al único lugar que le corresponde: al basurero de la historia.