Aumentos salariales 2026

Mario Alberto HernándezÚltimas Noticias
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Comenzaré esta columna recordando la fórmula básica de la productividad. Esto es: dividir la producción total (ya sea en bienes, servicios o valor monetario) entre el número total de horas trabajadas por ese trabajador (o trabajadores, si se busca la productividad del equipo).
La mañana de ayer, a eso de las 9:00, al menos una veintena de empresarios a los que tenemos el honor y la responsabilidad de asesorar, ya nos habían contactado para conocer qué podían hacer ante el aumento salarial del 13% anunciado por el Gobierno Federal. La respuesta fue en tres sentidos:
Dile a tu equipo que ya no habrá aumentos salariales en lo que resta del año.
Comienza un plan de medición de la productividad para evaluar posibles opciones de mejora y utilidades de mediano y largo plazo.
Mejora tu manera de producir, invierte.
En muy pocos casos recomendamos el recorte de personal. En realidad, considero que el empleado tiene muchas opciones: capacitarse, cambiar de mentalidad a una de compromiso con un mejor desempeño, adquirir habilidades tecnológicas y sumarse al equipo de vanguardia, muchas, muchas opciones. Sin embargo, en esta ocasión eran los empresarios quienes veían esto como la opción más viable y de corto plazo, pero antes de tomarla hay que recordar que tiene dos colaterales: despedir a un empleado cuesta en dinero y en conocimiento, porque es personal que ya conoce, bien o mal, lo que hacemos.
La productividad es el cociente entre lo que se produjo y los recursos para producirlo, como lo señalé al inicio; de modo que usted tiene dos variables: o produce más (el cociente aumenta, la productividad aumenta) o disminuye el número de personas contratadas (aumenta el cociente, pero aumentan los costos de producir). La mejor salida es la respuesta a: ¿Cómo produzco más con el mismo recurso?
Lo que el Gobierno Federal no ve al tomar una decisión de aumentar por decreto el salario mínimo (de cara a las elecciones), es que al no dejarle salida a los empresarios, estos podrían optar por invertir en tecnologías que desplacen mano de obra en el mediano plazo, no contratar personas por nómina sino por honorarios o simplemente subcontratar personal, para trabajos simples y temporales.
Uno de los objetivos de estas políticas es abatir la pobreza, al menos nominalmente. A estas alturas el año que entra, el Gobierno nos va a decir que salieron de la pobreza unos cuantos millones más de mexicanos, pero no se toma en cuenta la erosión de los salarios por inflación; así que en términos reales la estadística es diferente.
Hace falta que el empresario también cambie su visión y se preocupe por una productividad 2.0, es decir, no solo abatir costos, porque esto puede llevar a prácticas poco éticas como comprar materias primas de menor calidad o pagar poco a los empleados —que es el argumento de la izquierda recalcitrante— sino más bien explorar opciones como la adquisición de tecnología, automatizar, poner KPI’s al personal, hacer contratos que especifiquen la permanencia del personal con base en métricas de productividad, poner políticas enfocadas a la productividad y procesos específicos para ello.
El empresario debe aprender de esto y seguir haciendo negocios. Los buenos empresarios estamos acostumbrados a las vicisitudes todo el tiempo.
Le confieso que hay una sola pregunta que salta en el análisis, pero de la que sé que no tendremos respuesta: ¿Y las cámaras y asociaciones empresariales dónde están?
Seguimos en contacto y nos leemos la próxima semana, de este 2025 que comienza a agonizar.

Tags: #columna, #salario, bitacoradiario, Economía

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