*** Tradición que se extingue, y que llegó a ser fuente de economía de familias sanjuanenses.
*** El carrizo, el plástico y la madera, serán los elementos materiales propios de esta actividad.
*** El ingenio, la habilidad y los colores eran la creatividad de los artesanos, el río su proveedor.
*** Los presos del penal que estaba en el segundo patio de Juárez 36 poniente tejían miles.
Por Raúl Rosillo Garfias
Uno de los grandes propósitos del alcalde Roberto Cabrera, es regresarle lo turístico a San Juan del Río, aprovechando el nombramiento de la UNESCO de Ciudad patrimonio en su zona de monumentos, que hay que considerarlo más importante inclusive que el nombramiento de Pueblo Mágico… y entonces hay que rescatar algunas de sus tradiciones y de sus artesanías y costumbres.
Esto surge luego de que en las fiestas de la gordita y la dobladilla realizadas por segunda ocasión en la comunidad conurbada de El Carrizo, se observaron a dos personas presentando bolsas tejidas de plástico con combinaciones de colores, pero también presentaron algunos casos con base de madera y como elementos para el tejido el carrizo y el plástico de colores, que a base de grecas y de dibujos previamente pensados le dan carácter único y vistoso.
Los recuerdos vuelan, la memoria refresca entonces como en antaño mientras el penal estaba en el segundo patio del edificio de la Presidencia Municipal ubicada entonces en Avenida Juárez Número 36 poniente, los presos uno de sus grandes ingresos era tejer cestos y cómodas para , satisfacer las necesidades de los hogares más pobres o bien para amueblar casas con carácter muy tradicional… se llegaban hasta a tejer roperos enteros, lo que era demandado por otras latitudes, pues al penal llegaban camiones y camionetas que se llevaban toda la producción.
Pero no era el único lugar, en la cuesta conocida también como Fernando de Tapia, había familias entre ellas los apellidos Pineda que se dedicaban a esta actividad y colocaban decenas de cestos en las banquetas y dentro de su casa ya no cabían más… en San Juan Bosco los apellidos Mata, se dedicaban también a esta actividad y era generador de riqueza y de economía este oficio… no se diga gran cantidad de artesanos que tenía San Isidro, casi todos en la calle de Alvaro Obregón, que poblaban banquetas y sus espacios internos de esta cestería, y cómodas tenían vendidas, o cuando menos eso hace suponer que llegaran camiones y se las llevaran a destinos como Michoacán y otros lugares.
Hoy a los años de distancia, aún se pueden encontrar personas que realizan de manera incipiente esta actividad como con Antonio Miranda es el único señor junto con su hijo Rafael se dedican a esta actividad, pero también algunos otros jóvenes mediados en este trabajo y tratando de descubrir una oportunidad de emprendimiento en esta artesanía.
El Río San Juan y sus riberas, proveían de algunos de los materiales para esta actividad económica entonces… el carrizo, que para procesarlo los propios artesanos ya habían construido de manera artesanal sus herramientas, y que lo trabajaban con mucha habilidad… las navajas, las cuchillas realizadas a base de pequeños pedazos de seguetas para cortar acero eran de esas herramientas que no podían faltar en un taller de artesanías en donde se construían cestos… un serrote de costilla y uno de hoja… una segueta, clavos y madera, que permitían la construcción de las bases de los muebles que se tenían diseñados.
Una artesanía que se muere… una actividad que ha dejado de ser parte de la economía de un sin fin de personas que se fueron a la fábrica, que encontraron otra actividad económica que les permite desarrollo… pero que bien podría ser rescatada esta actividad como parte del atractivo que requiere San Juan del Río, para fortalecer el turismo.