#Bitácoramulimedios 641.-
La Cámara de Diputados aprobó el Presupuesto de Egresos de la Federación 2021 (PEF 2021), que este año ascenderá
a un total aproximado de 6.3 billones de pesos. Esa cantidad de dinero, que el Gobierno gastará el próximo año, tiene su
origen en los impuestos que pagamos los mexicanos (IVA, ISR, impuesto a la gasolina y otros), en las ventas de
energéticos y en los préstamos.
El PEF, entonces, es dinero de todos los mexicanos, no propiedad del Gobierno federal, por lo que éste debiera
considerar forzosamente las necesidades de la población, a la vez que procurar el incremento de la cantidad del
presupuesto mediante el crecimiento de la economía y una política fiscal inteligente y progresiva. No obstante, desde
hace dos años, el Gobierno federal morenista, abusando de su mayoría en la Cámara de Diputados, ha optado
simplemente por decidir unilateralmente el destino de ese dinero, achicado por efecto de la inflación, cancelar a su
arbitrio programas y obras de amplio beneficio social y destinarle cuantiosas sumas de dinero público a unas cuantas
obras de nula viabilidad económica e impacto social negativo, como el Tren Maya o la refinería de Dos Bocas, así como
a programas con los que busca comprar el voto popular.
Si nos atenemos a lo que ha sido el comportamiento del presidente y su partido en lo que llevan en el poder, no
hay duda que buscarán que el PEF sea aprobado en la Cámara de Diputados sin modificarle una coma, tal y como lo ha
ordenado el presidente Andrés Manuel López Obrador durante los dos años de su gobierno. El objetivo prioritario será
una vez más asegurar una cuantiosa suma de dinero para entregarlo a su antojo, sin reglas de operación precisas ni
contrapesos de ningún tipo, en las próximas elecciones.
No habrá entonces, en la discusión del presupuesto, racionalidad gubernamental ni una visión profunda,
científica y humanista que impulse un proyecto de país más justo y próspero en la asignación del dinero generado por el
trabajo y los impuestos de los mexicanos; no habrá altura de miras ni argumentación de fondo; no habrá ninguna visión
estratégica sobre los verdaderos y profundos problemas del país, particularmente respecto a disminuir la pobreza que
padecen millones de habitantes de México, el principal problema de México; las promesas de disminuir la pobreza
quedarán sepultadas entre las diatribas y persecuciones contra quienes protesten. Los fondos para el combate verdadero
a la pobreza, para la salud, desarrollo económico, educación, vivienda, servicios, promoción de empleo bien pagado,
investigación científica, arte, cultura, deporte y otros más continuarán su retroceso trágico en contra de millones de
mexicanos. Los diputados de Morena y sus aliados simplemente levantarán el dedo volteando hacia las instrucciones
presidenciales.
Los saldos para los mexicanos serán terribles. Seguirá aumentando la cifra trágica de víctimas del Covid-19,
cuyo pésimo manejo gubernamental ya enlutó a 96 mil hogares, dejó sin trabajo a millones y detonó una escalada de
robos y asesinatos en las calles; las carencias de servicios seguirán golpeando a los más pobres: al inicio del sexenio
actual, la CNDH reportó que hay 34 millones de mexicanos sin servicios básicos, el INEGI dijo que hay 44 millones de
mexicanos que no tienen agua diariamente en sus casas, 5.5 millones de casas sin drenaje, en donde habitan más de 20
millones de personas y 2.5 millones de mexicanos carecen de energía eléctrica, los recursos para mejoramiento de
vivienda y los destinados a productores agropecuarios pobres han sido disminuidos sin misericordia. Ninguno de estos
mexicanos mejorará su situación en el 2021; por tercer año consecutivo, no habrá recursos para resolver peticiones
elementales en los miles de municipios del país; las familias seguirán sin agua, sin luz, sin obras sanitarias, asoladas por
el Covid-19, la muerte, la pobreza y la inseguridad.