Por. Diego Mercado
El horror de la violencia en México ha emergido también en el fútbol. Este sábado, en lo que parecía un rutinario partido de la liga MX, se desató una penosa batalla en las tribunas que ha dejado imágenes para el olvido y la zozobra, la rabia y la impotencia de los que a través de los medios mismos nos enteramos de esta situación.
Se puede decir que se inicia con la violencia en la cancha, que proviene de la propia lógica y esencia del fútbol y que actúa de forma centrífuga; sigue con la violencia de los estadios, relacionada con los seguidores de los equipos; continúa con la violencia en los bordes, que se produce en las inmediaciones de los juegos y jugadores pero lo que vimos el pasado fin de semana en nuestro estado, en nuestro Corregidora, es inaceptable e inhumano.
Tenemos que hacer un ejercicio real, enserio y a fondo, que nos involucra y nos pone cómo moduladores y el canal de la comunicación efectiva a nosotros, a las Juventudes y sobre todo, a los que vivimos y demostramos todos los días que Querétaro no es sinónimo de lo ocurrido.
La pregunta es entonces, ¿Que podemos, debemos y estamos obligados a hacer cómo juventudes, ¿Cuál será el reto y la responsabilidad?
Esto nos sitúa en 3 grandes retos.
1) Pedir a nuestras autoridades información real, verídica actualizada y verás. 2) compartir con conocimiento de causa sólo lo que sabemos que está verificado, hacer de los canales oficiales el medio para “levantar la voz” en redes sociales y no caer en la irresponsabilidad de compartir información falsa. y 3) y seguramente la más importante, nos toca cómo juventudes reflexionar sobre el machismo y la violencia que desde estos espacios se exacerba en la mayoría de los casos por simplezas y banalidades. Le toca a nuestras infancias crecer en mejores espacios de convivencia pugnados por la necesidad de modificar nuestro comportamiento social.
Nos toca abrir el diálogo, poner el ejemplo en todos los espacios, siendo responsables, tolerantes abiertos a la diversidad y la empatía y por último nos toca señalar desde la evidencia de causa, que debimos abrir primero las escuelas en esta “nueva normalidad” que apertura los eventos masivos, deportivos o de concentración incontrolable. Que es la educación la estrategia y la única forma, y que la violencia se combate con ella, con la regeneración del tejido social y con nuestros ánimos de que esto suceda.