Escribe.-Fernando Roque
Llega la tarde desgajando su silencio,
lame las costras de la noche,
sube la marea oscura
llevando entre sus pliegues mis quebrantos.
Adivino los enigmas de la aurora
mientras el dolor se cuela
en las grietas del sueño,
percibo a lo lejos
la ribera del nuevo día,
esperando traiga entre sus olas
un poco de luz
derramada en la paz de los sudarios.
Perséfone se asoma incólume
en las rendijas de la muerte.
Rompo el sueño con mi mano
y la luna se diluye en la mañana
como río de silencios,
polvo devorado por el humo,
fragua de fantasmas enlutados.
Llora el cielo en la ventana:
las gotas se resbalan en mi alma
que se pierde en un remolino de nostalgia.
Te veo llegar
y la tristeza escribe su epitafio.