Los derechozos de todos los confines se lanzan hasta la histeria contra el tren maya, acusando a la obra de causar un ecocidio, mientras beben tranquilamente agua purificada de marca comercial, sin preocuparse que sea un oligopolio conformado por Coca cola, Pepsico, Danone y Nestle, el que se ha apoderado de los manantiales, dañan el agua, el suelo, el aire por los desechos que generan y la salud humana con agua que “no tiene nada”. Además de apropiarse de 15 mil millones de dólares anualmente por la venta de agua embotellada, ¿esto no es un ecocidio?.
Vayamos por partes:
Primero: La apropiación y explotación de manantiales. El corporativo Nestlé extrae anualmente 8.96 millones de m3 de agua, que obtiene de la concesión de 16 acuíferos. Si una persona necesita 100 litros por día para cubrir todas sus necesidades de agua, con el volumen explotado anualmente por el consorcio Nestlé en México, sería suficiente para dotar de agua a 244 mil personas cada año. Por su parte el corporativo Coca cola extrae 33.7 millones de m3 por año, agua suficiente para abastecer a una población de 923 mil habitantes anualmente. Además de hacer lo propio las empresas Pepsico y Danone.
Segundo: La industria del agua embotellada requiere una gran cantidad de energía, genera una enorme cantidad de gases de efecto invernadero, sustancias tóxicas como el óxido de etileno, benceno y xilenos generados por la producción de envases de PET, así como una enorme generación de desechos postconsumo. Por cada tonelada de PET que se recicla, otras 4 toneladas son vertidas al ambiente.
Tercero: El impacto negativo del agua purificada sobre la salud humana es brutal. De igual forma que con los refrescos embotellados, el envase de PET libera a los líquidos que contiene compuestos químicos como la dietilhidroxilamina sustancia que provoca cáncer; el butilbencilftalato el cual provoca alteraciones hormonales que feminizan las poblaciones masculinas, irrita la piel, los ojos y los pulmones; cuando se quema el PET libera dioxinas, bifenilos policlorados y furanos, sustancias que provocan cáncer, malformaciones congénitas, cloracné, entre otras enfermedades graves. Sin considerar la dispersión de nanoplásticos que ya se encuentran en el torrente sanguíneo de diversas especies animales incluida el ser humano sin que se sepa los efectos negativos en el ADN.
Así pues, mis estimados derechozos, como dijo uno de los personajes más reconocido por la humanidad, Jesús de Nazareno: “Quien esté libre de pecado que tire la primera piedra”.