#Bitàcoramultimedios 635.- Cultura
Todos somos Sísifo
Escribe.-Lic. Roberto Cárdenas Cachoa.
Hay que imaginarse a Sísifo dichoso.
Albert Camus
“Los dioses habían condenado a Sísifo a subir sin cesar una roca hasta la cima de una montaña
desde donde la piedra volvía a caer por su propio peso. Habían pensado con algún fundamento
que no hay castigo más terrible que el trabajo inútil y sin esperanza. Si se ha de creer a Homero,
Sísifo era el más sabio y prudente de los mortales. No obstante, según otra tradición, se inclinaba
al oficio de bandido. No veo en ello contradicción. Difieren las opiniones sobre los motivos que le
llevaron a convertirse en el trabajador inútil de los infiernos. Se le reprocha, ante todo, alguna
ligereza con los dioses. Reveló los secretos de éstos. Egina, hija de Asopo, fue raptada por Júpiter.
Al padre le asombró esa desaparición y se quejó a Sísifo. Este, que conocía el rapto, se ofreció a
informar sobre él a Asopo con la condición de que diese agua a la ciudadela de Corinto. Prefirió la
bendición del agua a los rayos celestiales. Por ello le castigaron enviándole al infierno. Hornero nos
cuenta también que Sísifo había encadenado a la Muerte.” Así inicia Albert Camus (7 Noviembre
1913 Mondovi, Argelia – 4 de Enero 1960 Villeblevin, Francia) una de sus obras que más me han
ayudado a entender su tesis filosófica del absurdo: “El Mito de Sísifo”. Camus parte de uno de los
ejemplos más interesantes de la mitología griega para brindarnos la esencia de su pensamiento: A
Sísifo lo denomina el “héroe absurdo” y que lo es tanto por sus pasiones como por su tormento. El
castigo eterno de tomar una pesada roca, ciego e iniciar la subida y al llegar a la meta la roca cae
de nuevo, pero aquí Albert Camus es dónde menciona que le interesa Sísifo en su regreso
después de haber subido la montaña, es dónde tiene su tiempo de lucidez y a pesar de ser ciego
observa el horizonte y compara con lo siguiente: “El obrero actual trabaja durante todos los días de
su vida en las mismas tareas y ese destino no es menos absurdo.” ¿La vida es absurda? Y en esa
circunstancia Camus nos reprocha: Adquirimos la costumbre de vivir antes que la de pensar. Hay
que aprender a valorar los instantes de lucidez y paz que conquistemos en esos lapsos entre
nuestros trabajos cotidianos y así podremos encontrar el camino para alcanzar el sentido de
nuestra vida y no pensar que todo es oscuridad y monotonía. Camus cierra su ensayo con una
idea optimista de Sísifo y con eso se observa la luz en esta oscura metáfora de vida: “El esfuerzo
mismo para llegar a las cimas basta para llenar un corazón de hombre. Hay que imaginarse a
Sísifo dichoso”. Les dejo mi Twitter: @robercachoa ¡Todo bien!