Lic. Roberto Cárdenas Cachoa
El Capitolio de La Habana.
Al pensar en La Habana, nuestra mente se ilumina del azul elegante del mar caribe, del blanco de su colosal Capitolio y de los variados tonos grisáceos, que tímidamente se mezclan con los débiles pastel, que pintan las fachadas sembradas de columnas de las antiguas casonas habaneras del Vedado, Miramar y “La Habana Vieja”, edificaciones en su mayoría a punto del colapso, que con centenaria melancolía, ven pasar a los coloridos “almendrones”, alegres “coco-taxis” y a los peatones habaneros. Es invierno en La Habana y recuerdo el consejo de mi amigo arquitecto y poeta mexicano, Ulises Paniagua, que cuándo me encuentre en esta ciudad, me fije en la arquitectura imponente de algunas de sus edificaciones, con tan solo andar por el Histórico “Paseo del Prado” unos cuántos minutos, le otorgo toda la razón. Pero hay una edificación que sobresale con sus casi 92 metros de altura de su cúpula y su ubicación en el centro de esta icónica ciudad, me refiero a El Capitolio Nacional de La Habana, que desde el año 1929 en su etapa de construcción, genero polémica en la isla, al ser una construcción de alto costo en tiempos de crisis, eso no impidió que el quinto presidente de La República de Cuba, Gerardo Machado, autorizara su construcción. Se inspiraron en varios Palacios del Mundo, entre ellos, El Panteón de Paris y el Capitolio de los Estados Unidos, siendo el cubano de mayor tamaño. Imponente desde dónde se observe, perspectiva que se busque,se te brindará un escenario de belleza ilimitada, que lo coloca entre los mayores palacios del mundo, por su arquitectura Neoclásica con sus columnas que alimentan la leyenda, que integra a esta Habana como la Ciudad de las columnas. Es un lugar abierto al público y es parada obligatoria para el turista, una anécdota de mi estancia les contare, unos cubanos que residen en Chile desde hace más de treinta años, estaban presentes y los escuché emocionados, decían que esta no era la Habana que habían dejado, estaban muy impresionados de la remodelación a causa de los eventos por los 500 años de la fundación de la capital de Cuba, que en su momento colonial, fue el puerto más importante para la metrópoli, es decir, El Reino de España. Subir los 55 escalones de granito que te comunican con la entrada principal y después del esfuerzo ante el sol quemante del mediodía, te impactarás con los 14.6 metros de altura de la estatua de La República, del escultor italiano Angelo Zanelli. Mucho que contarles de este Vigilante de la Habana, hecho de muchas variedades de mármol, los invito que cuándo tengan la oportunidad de visitar esta contrastante ciudad, no se pierdan estar ante este majestuoso símbolo de Cuba y de toda América. Les dejo mi Twitter: @robercachoa ¡Todo bien!