Lic. Roberto Cárdenas Cachoa
Machu Picchu
“En la variedad de sus encantos y el poder de su hechizo, no conozco ningún lugar en el mundo que pueda compararse con él. Hiram Bingham
“Mi abuela me contaba que ya su Awicha (abuela en quechua) materna, le decía que existían unas construcciones en lo alto de la montaña, pero, no queríamos que las conocieran los de fuera. Así que antes de que en 1911 Hiram Bingham descubrió Machu Picchu, ya los nativos de esta zona del cusco sabían de su existencia…” Esto me lo contó Ramón el guía peruano que nos dio el recorrido por esta maravilla del mundo moderno. Eran las once de la mañana en punto, y ya nos encontrábamos en la puerta de la zona arqueológica de Machu Picchu. El sol o cómo aquí se le decía “Inti”, imponía su fuerza, siendo un día despejado, la vista se nos presentará imponente. En grupos de veinte personas se organizan para entrar, antes pasamos para el sello en nuestro pasaporte para plasmar nuestra visita a esta zona turística del Perú. Al estar a ochenta kilómetros de la ciudad de Cusco, aquí el contraste es brutal, del frio al calor húmedo de la zona amazónica peruana. Se debe de tener mucha paciencia ante la gran cantidad de turistas que coinciden en nuestra visita. De todas partes del mundo, incluyendo muchos mexicanos que nos encontramos entre los caminos sinuosos de esta fortaleza del mítico Tahuantinsuyo, lo que era el imperio Inca. El guía nos da una explicación sobre el origen de esta zona y nos lleva poco a poco al evento esperado. Después de aproximadamente treinta minutos de camino, nos indica el guía que ya podemos mirar…y allí esta imponente, mágica, el calificativo que ustedes imaginen para describir la imagen que esta ante mí, les aseguro que es muy limitado, me da una sensación de paz, de una tranquilidad casi olvidada ante el ajetreo de la vida cotidiana moderna, el silencio se impone y el tiempo, el tiempo se detiene, el instante que se vive, es esa prueba que la eternidad existe, que la podemos vivir y resguardar en nuestra memoria y que habitará en nosotros por el resto de nuestras vidas. Sin duda, una emoción indescifrable, se debe de estar en Machu Picchu, para vivir esta única experiencia y enriquecer nuestra vida, que la mejor forma de enriquecerla es vivir estas profundas experiencias de viajes fantásticos como este. Machu Picchu, es una mágica experiencia, que les pido que la vivan, sin temor a equivocarme, cuando la vivan será uno de los recuerdos más bellos y vivos que los acompañaran el resto de su existencia, como a mí me ha sucedido. Como lo dijo Hiram Bingham su descubridor para el mundo occidental: “En la variedad de sus encantos y el poder de su hechizo, no conozco ningún lugar en el mundo que pueda compararse con él. Mágico Machu Picchu, visita inolvidable, les dejo mi Twitter: @robercachoa ¡Todo bien!