Lic. Roberto Cárdenas Cachoa
De Cusco a Machu Picchu
“Entonces en la escala de la tierra he subido entre la atroz maraña de las selvas perdidas hasta ti, Macchu Picchu.
Alta ciudad de piedras escalares, por fin morada del que lo terrestre no escondió en las dormidas vestiduras.
En ti, como dos líneas paralelas, la cuna del relámpago y del hombre se mecían en un viento de espinas.”
Alturas de Macchu Picchu (fragmento) Pablo Neruda.
Son las cuatro de la mañana de un septiembre frío en la milenaria y alta Cusco, Perú, pero ya muchos cusqueños, invaden sus laberínticas calles, para iniciar un nuevo día. Como dato especial Septiembre en el Perú se escribe: Setiembre. Es hora de partir en dirección a Ollantaytambo, los casi setenta y tres kilómetros de camino sinuoso, entre veredas empinadas y exuberante naturaleza, nos llevará dos horas. Emocionados nos encontramos, al estar a punto de tomar un tren que nos lleve por el Valle Sagrado de los incas, teniendo a la ribera del río Urubamba, de un caudal salvaje, de acompañante de viaje en una de las rutas consideradas más bellas en el mundo. Para que después de una hora y cuarenta minutos de manera puntual llegar a Aguas calientes en el Inca Rail; el tren, tiene servicio de lujo y también clase turista, depende de tu economía. Tomar cualquiera es una experiencia memorable, de lo mejor que puedes guardar en la memoria de tu visita al Perú. En Aguas calientes, población ubicada estratégicamente a unos kilómetros de Machu Picchu, tiene su estación el tren y nos quedamos a pernoctar en uno de los variados hoteles que se ubican en este pueblito que cuenta con gran variedad de turistas de todas las nacionalidades. Aquí se encontrarán todos los servicios necesarios para un viajero, restaurantes de todos los niveles, espacios de descanso, aguas termales, farmacias, tiendas y todo lo que requieras para preparar tu estancia en la cumbre icónica de Machu Picchu. Era la noche del 15 de septiembre, y el grupo de mexicanos que nos encontrábamos allí, decidimos festejar el grito de independencia en un bar, que se convirtió en la sucursal del “zócalo capitalino” en esa fantástica zona del Perú histórico. Entre tequilas, Piscos y comida peruana y mexicana, festejamos, en mi caso la primera vez desde otro país, el inicio de la independencia de México, procurando no desvelarnos, debido a que al otro día temprano partíamos a Machu Picchu, y debíamos estar listos para la travesía, ya faltaba menos, para visitar uno de los objetivos más importante de nuestra visita a este país increíble. Al siguiente día, a las ocho de la mañana, tomamos el bus, que nos llevará a esta maravilla del mundo moderno. El camino ofrece vistas muy bellas, de abundante naturaleza y el día por suerte, se nos presentó despejado y el calor húmedo de la amazonia peruana nos acompañó, en especial, los mosquitos devoradores de turistas. (No olviden llevar repelente). Después de cuarenta minutos de recorrido por montañas imponentes, voladeros abismales y una vista privilegiada del Valle Sagrado de los incas, llegamos a la que en quechua, lengua originaria de los incas es la “montaña vieja”: Machu Picchu. ¿Qué es lo que vi?, ¿Qué es lo que sentí?; en la siguiente publicación les contare. Les dejo mi Twitter: @robercachoa ¡Todo bien!