Lic. Roberto Cárdenas Cachoa
Giorgio Agamben: “Dios no murió, se transformó en dinero”
En un espídico mundo, donde abundan los “opinadores” y los especialistas que todos opinamos con certeza que no saben nada, dónde las redes sociales en su mayoría ya se convirtieron en “la cobarde pocilga de los zafios”, son el terreno de disputas “pseudo-intelectuales”, en las que siempre, gana contundente, la ignorancia, el odio y el absurdo. Es momento de prestar atención, a un filósofo de agudo juicio y sensibilidad, su nombre: Giorgio Agamben, nacido en Roma, la Ciudad Eterna, que con esa energía que se anida en las ruinas y en su gente, brindó capacidad de análisis y reflexión a un exponente considerado por la crítica especializada, cómo uno de los más brillantes filósofos vivos. El mundo está invadido de oscuridades conceptuales y nos gobierna la Oclocracia (el gobierno de la muchedumbre, de los peores), por situaciones, como lo describió en su tiempo, Bertrand Russell “El problema de la humanidad es que los estúpidos están seguros de todo y los inteligentes están llenos de dudas”. Giorgio Agamben, es un crítico antisistema, pero con argumentos, con análisis sobrio un ejemplo es esta reflexión: “El nuevo orden del poder mundial se funda sobre un modelo de gobernabilidad que se define como democrático, pero que nada tiene que ver con lo que este término significaba en Atenas. Y que este modelo sea, del punto de vista del poder, más económico y funcional está probado por el hecho de que fue adoptado también por aquellos regímenes que hasta hace pocos años atrás eran dictaduras”. G. Agamben, nos habla, de que la crisis de Europa y del mundo, no sólo es de origen económico, sino, tiene que ver mucho con una crisis de relación con el pasado. Este pensador polémico, fue amigo de otro rebelde como lo fue Pier Paolo Pasolini, llegando actuar en El evangelio según San Mateo (1964). Entender el presente, sin comprender el pasado, puede ser el error que nos lleva a caer en las crisis sistémicas. ¿A quién acudir?, nos cuestionamos, si cómo Giorgio Agamben concluyo: “Dios no murió, se transformó en dinero” La lectura de su obra, es esencial, para arriesgarnos a vivir en un mundo más entendible ante tantas tormentas y erróneas reflexiones, que no por ser populares, son cercanas a nuestra realidad compleja…Les dejo mi Twitter: @robercachoa ¡Todo bien!