Lic. Roberto Cárdenas Cachoa
El poder del Séptimo Arte
Un buen vino es como una buena película: dura un instante y te deja en la boca un sabor a gloria; es nuevo en cada sorbo y como ocurre con las películas, nace y renace en cada saboreador. Federico Fellini
Es magia que se respalda en la tecnología, por eso mismo, no es coincidencia que uno de sus precursores, Georges Méliès era un ilusionista, es decir, mago. También uno de los grandes y prolíficos inventores, como lo fue Thomas Alva Edison, que con la patente del Kinetoscopio, buscó iniciar la parte lucrativa del Cine. Desde que los franceses Auguste Marie y Louis Nicolás Lumière, el 28 de diciembre de 1895 iniciaron con la industria cinematográfica, el poder del Séptimo arte, se impone a otros por su capacidad de masificar su mensaje, a millones de espectadores en un solo día en todo el mundo. Un valor incluido al cine, es su capacidad de integrar nuevas disciplinas a su realización, es decir, cada día se une al camino cinematográfico disciplinas que han enriquecido su andar por las artes. La música es desde sus orígenes una compañía esencial, desde el piano, pasando por orquestas, su presencia es memorable en las obras de la industria, y en estos tiempos, la banda sonora, es de las partes más memorables que podemos reconocer, en algunas joyas de la pantalla de plata. Escenarios de gran presupuesto, hasta locaciones sencillas, no importa el lugar, si es respaldado por un guion bien logrado. Ahora se nos presenta, el bombardeo “literal”, de los fríos efectos especiales, basados en programaciones de gran desarrollo. Transformando a la industria del celuloide, en películas más cercanas a los video juegos, que a una obra dónde la imaginación humana se represente con objetos presentes en la realidad objetiva, creando mundos infinitos en imágenes que son el deleite de las nuevas generaciones pero a los nostálgicos nos dejan con una sensación de vacío, que se ha contagiado por la tendencia mundial en la sociología. En concreto, el Poder del Séptimo Arte, es ilimitado, no podemos entender la “educación sentimental” de muchas generaciones sin la representación de nuestros “ideales” románticos, épicos y sociales en la pantalla de cristal que en algunas ocasiones no refleja nuestras miradas, y sí nos condiciona nuestros profundos sueños. Les dejo mi Twitter: @robercachoa ¡Todo bien!