Bitácora 686.-
Todos somos Sísifo
Lic. Roberto Cárdenas Cachoa.
Hay que imaginarse a Sísifo dichoso.
Albert Camus
“Los dioses habían condenado a Sísifo a subir sin cesar una roca hasta la cima de una montaña desde donde la piedra volvía a caer por su propio peso. Habían pensado con algún fundamento que no hay castigo más terrible que el trabajo inútil y sin esperanza. Si se ha de creer a Homero, Sísifo era el más sabio y prudente de los mortales. No obstante, según otra tradición, se inclinaba al oficio de bandido. No veo en ello contradicción. Difieren las opiniones sobre los motivos que le llevaron a convertirse en el trabajador inútil de los infiernos. Se le reprocha, ante todo, alguna ligereza con los dioses. Reveló los secretos de éstos. Egina, hija de Asopo, fue raptada por Júpiter. Al padre le asombró esa desaparición y se quejó a Sísifo. Este, que conocía el rapto, se ofreció a informar sobre él a Asopo con la condición de que diese agua a la ciudadela de Corinto. Prefirió la bendición del agua a los rayos celestiales. Por ello le castigaron enviándole al infierno. Hornero nos cuenta también que Sísifo había encadenado a la Muerte.” Así inicia Albert Camus (7 Noviembre 1913 Mondovi, Argelia – 4 de Enero 1960 Villeblevin, Francia) una de sus obras que más me han ayudado a entender su tesis filosófica del absurdo: “El Mito de Sísifo”. Camus parte de uno de los ejemplos más interesantes de la mitología griega para brindarnos la esencia de su pensamiento: A Sísifo lo denomina el “héroe absurdo” y que lo es tanto por sus pasiones como por su tormento. El castigo eterno de tomar una pesada roca, ciego e iniciar la subida y al llegar a la meta la roca cae de nuevo, pero aquí Albert Camus es dónde menciona que le interesa Sísifo en su regreso después de haber subido la montaña, es dónde tiene su tiempo de lucidez y a pesar de ser ciego observa el horizonte y compara con lo siguiente: “El obrero actual trabaja durante todos los días de su vida en las mismas tareas y ese destino no es menos absurdo.” ¿La vida es absurda? Y en esa circunstancia Camus nos reprocha: Adquirimos la costumbre de vivir antes que la de pensar. Hay que aprender a valorar los instantes de lucidez y paz que conquistemos en esos lapsos entre nuestros trabajos cotidianos y así podremos encontrar el camino para alcanzar el sentido de nuestra vida y no pensar que todo es oscuridad y monotonía. Camus cierra su ensayo con una idea optimista de Sísifo y con eso se observa la luz en esta oscura metáfora de vida: “El esfuerzo mismo para llegar a las cimas basta para llenar un corazón de hombre. Hay que imaginarse a Sísifo dichoso”. Les dejo mi Twitter: @robercachoa ¡Todo bien!