Bitácora 685.-
Hibris
Lic. Roberto Cárdenas Cachoa
Los clásicos griegos tienen una vigencia que a algunos aún sorprende, las tragedias griegas, el legado de Homero, Hesíodo, Sófocles, entre otros, continuará brindando lecciones a los que las quieran tomar, por una simple razón, se nutren de la naturaleza humana, de nuestra esencia psicología sombría, luminosa y locuaz. Hoy nos enfocaremos en la Hibris, hýbris del griego antiguo “desmesura” del orgullo, el estado de ausencia de mesura; transgresión de los límites impuestos por los dioses a los mortales. Antítesis de la virtud de la prudencia, que nos invita al reconocimiento de nuestros límites. La filosofía griega se enfoca en resaltar con narraciones luminosas, las constantes tensiones, resistencias y crisis entre las equivocaciones, la perfección en las relaciones entre los mortales y los dioses, que siempre castigaban la desmesura surgida de la hibris que desviaba de su Moira (Destino) desafiando el cosmos impuesto a los seres humanos. Al final siempre llegaba Némesis que les llevaba el justo castigo. La hibris en la moral griega era considerada la máxima falta, similar al pecado cristiano. Los filósofos griegos concluyeron que los que caían en la hibris, eran los seres humanos encargados de gobernar. En ese supuesto aparece la Pleonexía que se traduce como codicia, apetito insaciable por los bienes materiales, vanidad y egoísmo, sobrevaloración de la autoimagen, que lleva al que la posee, a sentirse el centro del universo y creer tener mayores merecimientos que los demás. La diosa Hibris era la personificación de ese mal: insolencia, falta de moderación, hija de Érebo: Oscuridad y la Noche: Nyx. En el mundo actual, se le conoce como el síndrome de la Hibris a la desmesura y a la enfermedad de poder. Es el estado de las pasiones exageradas e irreflexivas, la obstinación y las ideas preconcebidas. En concreto se traduce en una ceguera ante la necia realidad. “Hay varios ejemplos en poemas épicos que muestran esta desmesura. Un ejemplo es el de Agamenón, rey de Argos, que preparó un ataque y sitio a Troya, que duró diez años y finalmente saqueó e incendió la ciudad. En La Ilíada, Agamenón dice, “La paz es para la mujer y para el débil. Los imperios se forjan con la guerra”, y “¡Quemen Troya!”. En la mitología griega se muestran muchos casos de castigo por los dioses debido a la hibris. Consideraban que habían cruzado un límite y debían ser puesto de nuevo en su lugar”. Inicie esta columna así: Los clásicos griegos tienen una vigencia que a algunos aún sorprende. Por ello, cuando se observan humamos detentando el poder, y son presas de la Hibris, a mí no me sorprende, porque soy seguidor de Homero, Hesíodo, Sófocles y otros genios griegos, que sería bueno darles el valor de “influencers”, que hay que seguir, para comprender mejor nuestros tiempos invadidos por la Pleonexia. Ahora votamos por seres humanos para llevarlos al territorio de la Hibris, y lo peor que hasta dioses se creen. Zeus, perdónales su desmesura, tan humana, tan codiciosa y codiciada por la mayoría. Les dejo mi Twitter: @robercachoa ¡Todo bien!