Por. Diego Mercado
Seguramente en algún momento de nuestras vidas hemos escuchado hablar sobre la Agenda Pública, hemos visto cómo la discusión de nuestro Municipio, Estado o País, giran en torno a una serie de “temas fijados”, cómo si se tratara de casualidades. Pero no, no es así, la agenda pública implica un proceso complejo, a través del cual determinados asuntos o problemas públicos se posicionan, adquieren un interés general, y son trasladados al nivel de la decisión gubernamental mediante distintas estrategias y políticas públicas para su atención. En pocas palabras, la agenda pública es de lo que se está hablando, lo que se está resolviendo o lo que en breve se plantea resolver, pero es necesario señalar o discutir.
La manera en la que se define la agenda de temas que integran la discusión y el debate públicos es en sí misma, es una cuestión que merece ser revisada. La forma que adquiere la agenda pública sirve para orientar las prioridades de la discusión política y determina cuáles son los asuntos o problemas a los que una sociedad va a dedicar tiempo, pensamiento, energía, acciones, recursos, pensamientos y análisis. En un mundo en dónde podemos acceder desde cualquier espacio y tiempo a la información, conocer la agenda pública es muy relevante, en sí la agenda pública y la forma como se construye, es algo importante.
La teoría de la “definición de la agenda de la discusión pública” o agenda setting, fue desarrollada formalmente por Maxwell Combs en 1968, cuando los diarios, la radio y la televisión tenían un enorme poder para enfocar la atención de las personas en un grupo definido de temas. El énfasis de los medios de comunicación en ciertos temas que se colocaban por ejemplo, en las primeras planas de los diarios o que ocupaban mucho tiempo en los noticieros de televisión, influía sobre la importancia que la personas daban a esos asuntos. De esa forma, dice esta teoría, los medios conformaban la agenda pública alrededor de un reducido grupo de asuntos, sobre los cuales giraba el debate.
Hoy en día la forma en la que se construye la agenda pública en México al igual que en el resto del mundo es muy diferente, diversa y muy compleja, la forma en que se fija día con día refleja el crecimiento exponencial de los medios no tradicionales y del surgimiento de más y mejores canales de comunicación, si bien los medios de comunicación tradicionales siguen teniendo una influencia importante, la agenda se define también por las interacciones que se dan en redes sociales, en las que participan personas y organizaciones con menor o mayor peso o efecto –como los llamados “influencers”. Bajo esa premisa, hoy es muchísimo más fácil posicionar la agenda, implica más autores y nos permite interactuar más.
Como jóvenes nos toca opinar, proponer y entender que se está discutiendo todos los días en los medios que consumimos diariamente, nos toca abonar para evidenciar temas relevantes e importantes, nos toca exigir agendas completas, diversas y transversales, en dónde el único fin sea el bien común y el desarrollo de mejores espacios de convivencia dentro de nuestra sociedad.