El altar monumental en honor a los muertos, este año se le dedicó al exgobernador Octavio S. Mondragón Guerra, médico militar y político mexicano, que fue gobernador de Querétaro de 1949 a 1955. Oriundo de Querétaro, nace un 20 de junio de 1908, en la calle de La Huaracha, hoy Reforma.
Sus padres, Antonio Mondragón y Josefina Guerra, hicieron todo lo posible para que estudiara y él, por vocación, se fue a la Escuela Médico Militar en la Ciudad de México, donde se gradúa en 1932. Es nombrado responsable del Batallón número 34 en Querétaro, se convierte en director de la Escuela de Enfermería del Colegio Militar y en 1936 es ascendido a director de la Fábrica de Medicinas, siempre cercano a Manuel Ávila Camacho, quien lo llama para ser su médico personal cuando llega a la Presidencia de la República, y de ahí a la Oficialía Mayor de la Secretaría de Asistencia.
Su desempeño lo lleva a convertirse en subsecretario, representando a México en la Organización de las Naciones Unidas, para dar vida a la Organización Mundial de la Salud. Luego sería director de la Escuela Médico Militar en 1946, y para 1949 sería gobernador de Querétaro, su tierra natal.
Su pasión por la educación provoca que convierta el Colegio Civil en la Universidad Autónoma de Querétaro, designando a Fernando Díaz Ramírez como rector de la Máxima Casa de Estudios. Fue el primero en rescatar la capital queretana, introdujo los pavimentos en calles, dio paso a la iluminación, se generaron espacios para los camposantos, se colocó el Monumento a la Bandera, apoyó a municipios como Cadereyta y Bernal, creó el Catastro y Código Fiscal, y se da el primer boom industrial en la zona.
Octavio Silverio Mondragón Guerra murió el 16 de noviembre de 2002, en la Ciudad de México, y sus restos descansan en el Panteón de los Ilustres de Querétaro. A su esposa se le debe el premio Alejandrina, que mediante un fideicomiso, deja esta herencia y tarea a la Universidad Autónoma de Querétaro, que año con año entrega este premio como estímulo a la cultura y la investigación científica.
La ofrenda floral, bellamente arreglada, está en la Casa de la Corregidora en Cinco de Mayo… y es, sin duda, un gran homenaje a un queretano ejemplar.










