Hace una año ya que tú te fuiste
y no te despediste, llorabas
implorando la paz que no tenías
mientras yo escuchaba “Todo cambia”
… todo cambia.
El silencio se robó tu sufrimiento.
He llorado mi dolor por tu partida,
he llorado mi dolor y no mi yerro
por haber rogado a mi Dios
que te llevara sin quererlo.
Ahora tú tan lejos, no me dejas…
y yo sólo te pienso, te recuerdo.
Hace un año ya que odio estos días
por no querer revivir aquel momento
“Le temo a la muerte” confesaste un día
y eso fue una ráfaga de miedos en mi cuerpo.
Cuánto sufre mi abuela, mi abuelita,
la mujer valiente y luchadora que por fin
se quebró ante un ser desconocido
como la rama de un árbol que se dobla con el viento
que es historia, que es la voz de los miedos y del mundo,
transportador de almas y de tiempo,
de un segundo convertido en eterno en mi pupila.