Fotógrafo sanjuanense
(Q.E.P.D. octubre del 2018)
Adolfo salió pronto esa noche estrellada
a su puerta dulces toquidos llamaban.
-Soy yo, ábreme, soy tu Monamargarita
a la que un día fotografiaste por bonita.
Adolfo volvió a mirarse en esos ojos
azules, más azures que el Mar Rojo,
cerró la puerta de su casa esa noche,
amoroso subió en un luctuoso coche.
Ya no estarás solo, ni de tarde, ni de día,
vivirás conmigo, tu musa la de fotografía.
Él se asió fuerte a los falanges delgados.
-La Muerte que no separa a enamorados-
LE JOS UIS