Por: Paul Ospital*
Están por terminar las campañas electorales, a partir de hoy comienza la última semana para que las y los miles de candidatos a lo largo y ancho del territorio nacional busquen persuadir, convencer y conquistar a los mexicanos.
A diferencia de los arranques escalonados según la entidad federativa, las campañas, todas, terminarán el próximo miércoles 29 de mayo, sin excepción. Esto para que pasemos al cuestionado y polémico “periodo de reflexión” en donde ninguna candidatura podrá expresarse, se deberán bajar los anuncios de radio, televisión, espectaculares, bardas y lonas, para que la sociedad pueda “pensar en calma” por quien va a votar. Esta medida absurda del “periodo de silencio” en pocas democracias del mundo existe, pero claro, en México hemos sobre regulado los procesos electorales hasta llegar a absurdos como éste.
Así que del jueves hasta el sábado haremos una reflexión colectiva, para entonces sí, pasar el domingo a la gran jornada electoral. Estaremos convocados a esta fiesta democrática, por primera vez en la historia, más de 100 millones de mexicanos con credencial para votar.
Deseo que el domingo 2 de junio se exprese en las urnas el verdadero sentimiento de las y los mexicanos, que no existan regiones en el país en donde poderes fácticos, como el crimen organizado, impongan su voluntad a través de la amenaza y la violencia. Sin embargo, no tengo ningún elemento para suponer que esto no será así, hemos tenido el proceso electoral más sangriento de la historia y los grupos criminales se han introducido en lo más hondo de las campañas. Han impuesto candidatos a sangre y fuego, han literalmente asesinado a quienes proponen combatirlos y han tomado el control de buena parte del territorio nacional.
A pesar de ello, el resultado electoral del próximo 2 de junio en la elección presidencial parece cerrarse más de lo esperado al inicio del proceso. Hoy podemos observar dos grandes grupos de casas encuestadoras, por un lado quienes le dan una ventaja amplísima, inclusive más alta que la que llevó a López Obrador a la Presidencia en 2018, a Claudia Sheinbaum. Y por otro lado, un grupo de casas encuestadoras que advierten un resultado “de fotografía”, muy cerrado.
Si se diera el primer escenario, con una Claudia arrolladora, seguramente el 3 de junio será de fiesta en palacio nacional, se harán cuentas alegres y se buscará la forma de sacar adelante el tan anhelado “plan c” del Presidente Andrés Manuel.
Pero usted ha pensado en ¿Qué pasaría el 3 de junio si ganara Xóchitl Gálvez? ¿Cuál sería la respuesta del Presidente en la mañanera desde palacio nacional?
Históricamente el ahora presidente López Obrador ha invocado el fraude como la causa de sus derrotas electorales. Pero ahora pienso, ¿Quién o quiénes podrían ser culpables de un fraude electoral? Si la mayoría ha impuesto a sus incondicionales en el INE, en la Suprema Corte, han perseguido y silenciado a medios de comunicación disidentes, han reprimido opositores, tienen fiscalías al servicio de los ejecutivos estatales, y por supuesto, la mayoría de los estados son gobernados por ellos mismos, entonces ¿Quién haría un fraude monumental? Pensó bien usted: nadie.
En este escenario, el Presidente tendrá que pensar en su legado personal. Después de décadas de lucha y haber accedido al poder de manera democrática, podría echar por la borda toda su lucha por no tener la altura democrática y aceptar el resultado de las urnas libres. Decisión suya, se apuesta difícil. Al tiempo.
*Diputado local PRI y vocero nacional.