Queremos la paz, pero la paz no puede ser nunca mera ausencia de violencia, sino que debe ser presencia y vigencia de la Constitución, sin coacciones, extorsiones ni amenazas.
Fernando Savater
Escribe:-Isaac Mejía Hernández
La Constitución de 1917, es el principio máximo de legalidad, ya que rige el destino de nuestro País en la actualidad. En ella se consagran importantes derechos como lo son: la libertad de culto, el derecho que tienen todos los mexicanos a recibir una educación laica, gratuita y obligatoria, la libertad de imprenta, y como lo podemos ver en este semanario, la libertad de expresión, además de declarar de una vez y para siempre, la igualdad del hombre y la mujer ante la Ley.
Y es que hablar de Constitución, es ver a un México débil, pero que nunca se rinde, es marchar junto a Zapata y su lucha incansable de tierra y libertad. Es marchar junto a Carranza al Congreso Constituyente del 17, es hablar y recordar la sangre de miles de mexicanos que dieron su vida con la firme convicción de un mejor porvenir.
Lamentablemente después de 103 años, podemos ver que nuestra Constitución se ha convertido en un puñado de letras muertas que pueden ser vendidas, ultrajadas y maniobradas en nombre del progreso y la democracia.
Nuestros constituyentes del 17, se sentirían muy avergonzados, al ver como la corrupción hace metástasis en el sistema político, económico y de justicia de nuestro País.
El Estado de Derecho y la seguridad de nuestra Nación, no depende de pactos, ni promesas, si no del respeto de las leyes y la ausencia de corrupción.
No tenemos que permitir que más gente viva sin la cobertura de la Ley, ni la protección de las Instituciones.
Hoy les digo a los jóvenes, debemos y tenemos que estar más cerca que nunca de las circunstancias que acontecen en nuestro entorno. Debemos unirnos a una sola voz, “México, aquí estoy, listo para regresarte todo lo que me has dado, preparado para implantar la democracia y justicia social.”