En el Día Internacional contra la Homofobia, Transfobia y Bifobia, organizaciones de la sociedad civil, agencias internacionales e instituciones miembros de la Mesa de Género y Migración hacen un llamado a la sociedad mexicana a ser solidaria con los migrantes y con quienes han tenido que dejar sus países debido a la violencia y discriminación por su orientación sexual e identidad de género. Un llamado a garantizar justicia y protección para todas y todos.
En este contexto desde la Mesa de Género y Migración manifestaron serias preocupaciones por los altos índices de violencia que se registran contra personas LGBTI, o aquellas personas percibidas como tales, en los países de Centroamérica y a lo largo de las rutas migratorias en México.
Cada año, cientos de personas lesbianas, gays, bisexuales, transgénero e intersexuales (LGBTI) de Centroamérica y otras regiones son discriminadas, violentadas y forzadas a huir por el hecho de existir, por ser quienes son. Estas personas llegan a México en busca de un lugar seguro y desde la Mesa de Género y Migración, queremos reconocer la importancia de las redes de apoyo y las comunidades que brindan protección a las personas LGBTI refugiadas, solicitantes de asilo, desplazadas internas, migrantes y apátridas.
Al respecto, el Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados Filippo Grandi, ha hecho hincapié en que las personas refugiadas y desplazadas internas LGBTI suelen enfrentar serios desafíos a la hora de buscar seguridad y protección en sus países de origen y asilo.
Por ello, en cumplimiento de sus obligaciones internacionales los Estados deben proteger a migrantes y refugiados LGTBI y fomentar condiciones dignas para su integración.
Es necesario que las personas migrantes y refugiadas LGTBI reciban servicios adecuados y no discriminatorios que consideren sus características y necesidades específicas. Además, se requieren entornos seguros y acogedores para que tengan confianza para compartir sus preocupaciones. La discriminación que sufren las personas LGBTI está profundamente enraizada y es fomentada por estereotipos culturales, reglas discriminatorias y políticas violatorias de los derechos humanos. La protección de la vida digna en su caso se basa en el respeto a su derecho a expresar y ejercer libremente su orientación sexual e identidad de género.